Ya sea en una rica y refrescante batida de lechosa o un dulcito para disfrutarla como postre, ensalada, o simplemente al natural, consumir esta fruta, denominada en nuestro país lechosa, pero que en otras naciones se conoce como papaya y otras denominaciones, es un placer.
La jugosa y dulce lechosa, contrario a otras frutas tropicales, está disponible durante todo el año, por lo que no hay excusa para dejarla de incluir en la lista de la alimentación diaria. Especialmente sabiendo que es recomendable por sus múltiples beneficios y su bajo valor calórico (sólo 26.5 calorías por cada porción).
Contiene una alta cantidad de fibra, la cual ayuda a combatir los problemas del tracto intestinal, y ayuda a la formación de glóbulos rojos, colágeno, huesos y dientes.
Además, favorece la absorción del hierro de los alimentos en el organismo y aumenta las defensas, porque contiene vitamina C. Es decir, que la lechosa es una fruta que se debe incluir en la dieta diaria.
Origen. Autores afirman que esta fruta es originaria de México, desde donde su cultivo se extendió a todos los países tropicales.
Receta
Dulce de lechosa
4.5 libras de lechosa verde
12 tazas de agua
1/2 cucharada de bicarbonato de sodio
1 libra de azúcar
20 clavos de especias
15 tazas de agua más
Preparación. Pele las lechosas verdes, quite las semillas y corte en tajadas muy delgadas. Ponga la lechosa en una olla grande de acero inoxidable con aproximadamente 12 tazas de agua que la cubran y el bicarbonato. Deje hervir y cocine a fuego alto tapado por unos 2 a 3 minutos. Si puede, conviene ponerla extendida sobre una tabla al sol por dos o tres horas antes de cocinarla. Pase por un colador de alambre, lave muy bien con agua fría corriente y aparte. En una olla grande ponga 15 tazas de agua con el azúcar. Hierva por 15 minutos. Pase a otro envase, lave la olla y en ella cuele ese líquido utilizando un colador de tela. Agregue la lechosa que guardó aparte y los clavos a la olla que contiene el líquido. Deje hervir y cocinar destapado por una hora y media hasta que el almíbar se ponga espeso (no demasiado), esto es cuando vea que las gotas de almíbar caen lentamente.