La lectura como liberación e identidad

La lectura como liberación e identidad

Las globalización coloca al hombre  en una posición competitiva, donde el conocimiento de idiomas y el manejo de tecnología de punta, son exigencias para poder ser tomado en cuenta como suplidor o consumidor. En República Dominicana, el turismo -renglón primordial de empleo-, exige poder comunicarse en inglés, francés, italiano, alemán…  lo que nos ha IIevado a «machacar» estos idiomas para prestar los servicios requeridos, desplazando la importancia del español; de ahí que un «políglota'» criollo hable de manera deficiente varios idiomas extranjeros, pero tampoco sea eficiente en su propio dioma.

La temprana introducción de los niños a los recursos digitales los pone a «darle» a la computadora, aunque no a utilizarla en su capacidad productiva; la mayoría pasa las horas navegando en ofertas de diversión y compras, sin mencionar las páginas de pornografia y violencia, que la oferta virtual pone ante un usuario no formado mediante los IIamados «pop ups»  – información que aparece en tu pantalla sin haberla buscado.

Así, que estar al día para insertarnos en la modernidad conlleva el riesgo de mal formar a la población joven, contribuyendo a crear una sociedad plagada de violencia, drogas, irrespeto a los padres y adultos, infidelidad, promiscuidad, hedonismo, facilismo, permisividad y hasta prostitución, dentro de un ideal de éxito enfocado en la ,posesión de bienes, poder y dinero

Este problema tiene sus raíces  en la falta de una educación integral que prepare al niño y al joven para un mundo tecnológico y políglota, donde los valores éticos, culturales y espirituales, junto al conocimiento de las materias básicas: lengua, matemáticas y ciencias sociales creen una zapata que permita al estudiante construir instrumentos de conocimiento, que Ie permitan discriminar lo que no es valioso y seleccionar lo constructivo,

La lengua es la materia de mayor importancia; es el instrumento mediante el cual conocemos y expresamos la vida, el mundo, nuestro entorno, nuestras preferencias y rechazos; lo que somos. Manejar el propio idioma, es una condición inaplazable para la conceptualización, la reflexión, la selección… y en consecuencia, para el ejercicio de la libertad individual y social.

Depresión y stress definen a un ser humano moderno que no sabe quién es ni a dónde va. Ante la disyuntiva de una sociedad que persigue ser rica, pero resulta ser infeliz, es necesario reflexionar en voz alta.

¿Para qué ser humano estamos trabajando? ¿Qué tipo de sociedad estamos construyendo? ¿Cuáles son nuestras prioridades?

 En países como el nuestro, en vías de desarrollo; el alto grado de analfabetismo, total o parcial -también lIamado funcional-, y el universo digital que ofrecen los colegios privados, no permiten al niño ni al adolescente lIevar a cabo un efectivo aprendizaje de nuestro idioma.

Hoy, todo el mundo quiere que sus hijos sepan inglés antes de hablar y que puedan manejar una computadora antes de escribir. La lengua española -o el español dominicano-, idioma que todavía hablamos en este país y que en el niño resulta una de las primeras herramientas de identificación y valoración, se ve agredida en su función de crear la zapata de una memoria colectiva  que nos una y defina como país y como nación. Si la desconocemos, entraremos a la tecnología IIenos de lagunas y de baches, siendo profesionales mediocres, incapaces de usar a plenitud los recursos de la era digital.

EI alto índice de analfabetismo que presenta nuestra población, quizás resulte menos peligroso que ese analfabetismo funcional que vemos en estudiantes de bachillerato incapaces de leer de manera corrida y con entonación, reconociendo los significados del texto. Y ni hablar de la escritura, donde la incorrección Ilega, por ignorancia general, a convertirse en Ley; ni del desconocimiento de palabras de uso común en personas tituladas a nivel universitario.

Los que carecen de recursos, reciben una orientación pobre y deficiente; los que tienen acceso a un nivel educativo privilegiado, se sumergen cada vez más en lo audiovisual, calcando modelos de los países desarrollados que no nos corresponden y que no estamos en capacidad de asimilar y procesar. Esto crea un conflicto entre información y realidad-cotidianidad que muchas veces desemboca en crisis de identidad y de aprendizaje en el período de la adolescencia.

Ambas situaciones promueven desinterés por nuestro idioma, que es igual a desinterés por nuestra cultura y nuestra identidad. Si a esto agregamos métodos educativos obsoletos, que, aun con la mejor intención, sólo persiguen IIenar un programa a como dé lugar, asignando lecturas y resúmenes de libros que esos jóvenes nunca leerán, debemos admitir que el aprendizaje de la lengua, y por lo tanto de la literatura (escritura-Iectura entendida como imaginación) están enfrentando un grave problema

¿Cómo inducir a la lectura a esos jóvenes que la identifican con aburrimiento y califican a los que leen con estar «quedao» o «pasao»? ¿Cómo hacer que un niño o una niña, un muchacho o una muchacha, disfrute un libro en un mundo donde los equivalentes de los poetas y narradores son los disk-jokeys y los locutores? ¿Cómo pedir creatividad a una generación que ya ni interpreta las letras de las canciones porque a la imaginación se Ie ha echado un jarro de agua fría con las imágenes precocidas de los video clips?

Tendríamos que inventar las   respuestas o buscarlas con ellos. Los alumnos son los que dan las pautas para que las cosas fluyan de manera efectiva,  y conseguida esa dinámica podemos ir de lo particular a lo general, de la periferia a los puntos nodales, del presente al pasado.

José Marmol, Franklyn Mieses Burgos, Gastón Deligne; Neruda, García Lorca, Tirso de Molina … y de pronto La IIíada para terminar con los viajes de Ulises que superan los videojuegos y a la más actual película de ficción. EI amor imposible; la dictadura de Trujillo; la frontera; la matanza de haitianos; el primer acordeón … en los cuentos de Ángela Hernández, Marcio Veloz Maggiolo, Hilma Contreras hasta lIegar a Bosch para saltar a Juan Rulfo y a García Márquez.

EI drama de la prostitución y de la homosexualidad, el sello indeleble de excombatiente constitucionalista, la corrupción y la desidia, el sentido de no pertenencia … asumidos cuando se leen en voz alta capítulos de Pedro Antonio Valdez, o se escudriñan pasajes de Marcel Proust para terminar en EI Quijote. Libros cortos, que no cansen; capítulos de novelas contemporáneas donde se traten situaciones actuales; autores nacionales con los que puedan encontrar puntos de identificación, experiencias similares a las que ellos viven …

En síntesis

Por una conexión con la realidad
Vivimos en un mundo cada vez más globalizado que en vez de aportar soluciones ha multiplicado la injusticia, proponiendo un hombre moderno iletrado y, por tanto, inconsciente, sin memoria. El manejo de la lengua a través  de la escritura y la lectura nos ayudará a enfrentar esa desintegración reforzando la conexión con la realidad común.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas