La lengua como dinamismo social

La lengua como dinamismo social

Las palabras entran y salen de un idioma. Los hablantes acomodan el vocablo extraño, como quien no quiere la cosa, sólo para realizar el acto de comunicación, y cumplir con el reto de necesidades de compartir.

 Muchas veces no sabemos si un vocablo es originario de nuestra habla o cómo puede confundir al receptor del mensaje. Es clásico el: “Tú me entendiste”.

 ¿Podríamos retirar de nuestro vocabulario términos como: líder, récord, delívery, que ya hasta les marcamos la tilde, que no se emplea en inglés?

 Hace cuatro décadas se introdujo: “implementar, implementación,” y nuestra lengua fue tan dócil, que las adaptó, y andan por ahí de salto en salto para proteger su hegemonía. De los primeros en intercambiar acerca de esa “amenaza”, fuimos Fulgencio Espinal y yo, cuando él tenía una posición importante dentro del grupo estudiantil del Partido Revolucionario Dominicano.

 En esta disciplina – y en otras – no podemos fijar fallas a los hablantes, y los avezados en la materia ajustan de acuerdo con la “sinfonía” de cada voz y así vamos, como decía el poeta español León Felipe: “somos como un caballo  sin memoria, que no se acuerda ya de la última valla que ha saltado”, y seguimos con el lenguaje a cuesta para la eficacia de la intercomunicación.

 Es importante observar el valor y cultivo de nuestra lengua. Pero debemos recordar que toda lengua se sirve de otras para enriquecer su léxico y hacer más propicios y efectivos los signos o contenidos que transmite el comunicador. No debemos encerrarnos en el rigor del sistema purista de esta disciplina.

 La mayor cantidad de influencias en nuestro idioma es el latín, de donde nace nuestro código. Además la evolución artística de los italianos, en música, poesía, teatro y artes plásticas dejaron su influjo.

 Más adelante, el influjo culminante del francés.   Y hoy los anglicismos. Ya hablamos de eso más arriba, que nos envuelve a diestra y siniestra (DRAE, 1984).

 Las lenguas no son eternas ni inmutables. Se empobrecen, también se enriquecen. Tiene periodos de debilidades, pero también de esplendor.

¿Sabes cuántas lenguas indígenas coexisten en Hispano América, sin contar las variantes dialectales dentro de muchas de esas lenguas?: 373. S. E. u O.

Menciono algunos casos:

Muchos de esos idiomas tienen un número de variantes dialectales. Ejemplo: “Achuar” (familia jibaro), norte del Perú, en las fronteras con Ecuador;/ “chocholteco”, Méjico  (familia Oro-mangue);/ “Mama” Colombia y Méjico;/ Mame, familia Maya;/ “Pemón” (familia Caribe), Brasil, Guyana y Venezuela.

   Hay también diferencias en el número de acepciones de un vocablo.  Digamos: “/Azafata”, en el “Diccionario de la Lengua Española” (DRAE), décimo novena edición (1970) y la vigésima (1984) la explicación es más amplia en ésta, y la del 2001, vigésima segunda edición, sube al primer orden el sentido del vocablo: “mujer encargada de atender a los pasajeros a bordo de un avión, de un tren…”

Azafata es voz del árabe-hispánico, que demuestra los movimientos y desarrollos del habla: nacen, crecen y desaparecen los dialectos y los mismos idiomas.

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