La lengua oral y la aplicación de la ortografía

La lengua oral y la aplicación de la ortografía

Estoy en un centro de digitalización donde acudo por primera vez a levantar mi colaboración semanal para el diario Hoy.

Me veo precisado, porque mis amigos azuanos, muy jóvenes pero capacitados y entregados al trabajo, hubieron de viajar a su natal provincia, con motivos de las festividades finalizadas el 6 de enero en curso.

Las múltiples jornadas de éstas, las dificultades del tránsito y otras, me llevaron a la ocupación en un centro diferente. Buen trabajo y servicios pertinentes.

Llevé las dos últimas entregas para el fin de año, uno cada domingo. Alguna vez he dicho que escribo a mano y con lápiz de grafito. Ese material es transcrito por computadora.

En los dos últimos artículos (domingos: /30 de diciembre pasado/ y 6 de enero en curso) en ambos escribí: /Méjico/ como es mi convicción y mi costumbre. Al “tropezar” con tal ortografía, el digitador decía: “México es con equis (X): Me hice que no escuché o que no entendía de lo que hablaba;

Lo repitió en un nuevo tropezar: “Mé/x/ico es con /X/…”

Lo escuché bien y bien lo entendí, y me dije: “La tercera es la vencida”.

Parece que le molestaba esa /jota/ o que, aunque él no me conocía, deseaba evitarme el “error”. Y llegó su tercera advertencia.

Los artículos tratan de un intercambio entre los argentinos Jorge Luis Borge, poeta y Alberto Cortez, cantautor, a través del canal 2 de la televisión oficial de Méjico.

Escuché, por tercera vez:

“–México se escribe con equis (X)”.

Le dije: Perdóneme un momento. Muchas de las palabras de la época de la hispanización en nuestro continente (Edad Media) se escribían con X: Texas, México, “díxole”, Xamaica…

¿Sabe usted cómo se escribió por primera vez el título del libro del inmortal Miguel de Cervantes y Saavedra:

“Don Qui/x/ote de la Mancha”.

Así fue lo usual durante la Edad Media.

Después llegaron los cambios para la unificación de la escritura con el código oral de la lengua castellana, porque los idiomas evolucionan.

En transformación oral y en escritura y, además, esas transformaciones y desarrollo provienen ciertamente de la penetración de un idioma supuestamente dominante o más evolucionado.

Digamos, pues, que las lenguas no son indiferentes o irreflexivas.

De tiempo en tiempo, algunas formas se acomodan a las exigencias de la comunicación efectiva con el mejor funcionamiento de sus códigos: oral y escrito, cada uno con lo suyo.

Y cosas que nos inclinan a buscar una explicación las encontramos rastreando…

¿Por qué conjugamos:

/anduve/, anduviste/ anduvimos, vale decir con desinencia, que no corresponden a paradigmas o modelos de la primera conjugación?… :

am/ar : am –(raíz) ar (desidencia).

Presente: am/o/

Pasado: am/é/

Futuro: amar/é/

Tomar:

Presente: tom/o/

Pasado: tom/é/

Futuro: tomar/é/

De todos modos: ¡Gracias, Felipe! Fue una inquietud valedera.

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