La Ley 241, la P. N. y la Amet

<p>La Ley 241, la P. N. y la Amet</p>

JOSÉ ANTONIO MARTÍNEZ ROJAS
Es una verdad de perogrullo que en nuestro país se vive violando constantemente la Ley No. 241 sobre Tránsito Terrestre. El dominicano y por ende los extranjeros que se han “aplatanado” incumplen constantemente, no sólo las leyes de tránsito sino algunas más elementales como son la de urbanidad y cortesía, sin que de este postulado se puedan desligar los agentes que por disposición son los encargados de hacerlas cumplir.

En estos momentos, nos duele decirlo, muy pocos ciudadanos respetan las normas establecidas para el respeto de las disposiciones establecidas en la Ley 241, y lo peor del caso es que cuando se les llama la atención, los conductores hacen burla del que les hace los señalamientos pertinentes.

Podemos también indicar que, tanto los agentes de la Policía Nacional (P.N.) como los de la Autoridad Metropolitana del Transporte (AMET), desconocen reglas elementales sobre circulación en nuestras calles, avenidas y carreteras y externaremos algunos ejemplos. Hemos observado en autopistas vehículos destinados al patrullaje circulando por el carril izquierdo, cuando este es el que debe utilizarse para rebasar. Asimismo, no dan cambio de luz en cuando viene otro vehículo en vía contraria. Sin embargo, debemos admitir que esta es una de las más flagrantes violaciones en que incurren los conductores dominicanos, los cuales, al parecer como símbolo de poder, exhiben cuatro y hasta seis potentes faroles para, no sólo deslumbrar al que viene, sino para demostrar su poder de disuasión. Sin embargo, tanto la P.N. como la AMET, no sancionan a estos masoquistas que vanaglorian de su poder de iluminación. Olvidan también, que cuando se transita detrás de un vehículo, mientras dure esa situación, se debe llevar la luz de cambio.

Las pocas vías que erróneamente denominamos autopistas son testigo de las más aberrantes situaciones. Las señales que indican que los vehículos pesados deben circular por el carril izquierdo, son meros adornos para hacer más atractiva la ruta. Los camiones, en especial las patanas, toman el carril que les place. De igual modo, los autobuses interurbanos, especialmente los de línea regular, casi nunca van por el carril izquierdo y no lo hacen bajo el argumento de que el carril izquierdo es para motoristas y la recogida de pasajeros. Mientras sean estos señores los que decidan motu propio dónde deben circular, las carreteras serán un verdadero caos.

En una ocasión señalamos que los diferentes ayuntamientos deberían realizar economías, evitando la confección de señales tales como: Una vía; no estacione; no pasajeros; no camiones; zona residencial, no vehículos pesados; hospital, no toque bocina; vía autobús; no doble en U; no doble a la izquierda o la derecha, y otros letreros, que porque no cuentan con la autoridad que los haga respetar, son simples adornos viales.

Entendemos, que para llegar a educar debidamente, tanto al conductor como al peatón, es necesario que se impriman folletos y se distribuyan gratuitamente en las estafetas del peaje. Al mismo tiempo, debería establecerse una disposición que obligue a los conductores, semestralmente asistir a un breve cursillo de reafirmación de su conocimiento de la Ley No. 241 y sus modificaciones y que se le emita al vehículo, un sello que indique que ese ciudadano ha cumplido con este requisito de actualización. De esta disposición no deberían exceptuarse, tanto los agentes de la P.N. como los de AMET.

Hemos visto en la prensa que el Gobierno español y el nuestro han homologado las licencias de conducir sin tener que pasar, ni el examen teórico ni el físico. Que se preparen nuestros conductores cuando en las carreteras españolas tengan que rebasar y volver inmediatamente al carril de la derecha. También tendrán que dar cambio de luz y sobre todo, si van detrás de otro vehículo, la luz de cambio. Lo que sí podemos asegurar que en un tris obedecerán las leyes de tránsito, porque la Guardia Civil no son los “búscame lo mío” de nuestros patrulleros.

La educación vial es vital para que se reduzcan los accidentes de tránsito con su secuela de mutilados y muertes. Eso sí, para que ésta se cumpla a cabalidad deben ser primeramente instruidos los que la harán cumplir. No se puede permitir que porque usted sea policía o guardia, vaya en una motocicleta sin casco o pueda transgredir las leyes de tránsito alegando ser una autoridad. Si la ley entrara por casa, de seguro la gran mayoría del pueblo dominicano la cumpliría, mientras el tránsito continúe manga por hombro, a Dios que reparta suerte, porque contrario a lo que piensa el eficiente jefe de la P.N., a sus miembros les falta todavía mucha disciplina y, sobre todo, educación.

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