La ley de encaje

La ley de encaje

FAUSTO MARTÍNEZ
En este año cuatricentenario del Quijote ninguna opinión, por moderna que sea puede sobrepasar las más altas virtudes de las ilusiones de este caballero y la profundidad de su elocuencia. Si leemos y releemos el discurso pronunciado a los cabreros, le escucharemos decir: “…No había el fraude, el engaño ni la malicia, mezclándose con verdad y llaneza. la justicia se estaba en sus propios términos, sin que la osasen turbar ni ofender los del favor y los del interés, que tanto ahora la menoscaban, turban y persiguen. La ley de encaje resolución que el juez toma de acuerdo con su parecer, sin atender las disposiciones legales-, aún no se había asentado en el entendimiento del juez, porque entonces no había que juzgar, ni quien fuese juzgado.”

Aquí, en la República Dominicana, a la distancia de los siglos, hemos logrado poner en vigencia la ley del encaje, de forma tal, que los abogados debemos, antes de iniciar una litis, por más sencilla que sea su regulación procesal, ir al tribunal a preguntar como se hace tal o cual procedimiento por ante ese juez. Así, sucesivamente, por favor o interés, la Cámara de lo Civil de la Corte de Santiago dice que una copia certificada de una sentencia no tiene valor probatorio porque no está registrada; la Cámara de lo Civil de la Corte de Apelación de La Vega, declina para ante el Tribunal de Tierras un recurso de tercería interpuesto contra una sentencia dictada por ella misma: la realidad se venga de la critica que le hago con crueles represalias; en fin, con muy honrosas excepciones, los abogados que subimos a estrados, por más y mejores pruebas que aportemos, nunca podemos vaticinar cual será el resultado de la litis que nos han encomendado, porque cada juez, aplica a la solución de la contestación el criterio que primero se le ocurre, olvidando que este es un país de Derecho escrito en donde los asuntos judiciales se deben instruir y fallar de conformidad con las leyes vigentes.

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