La ley de la selva

<p>La ley de la selva</p>

Debe haber en alguna parte de este país una figura jurídica, de derecho común, en la que encajen los desmanes provocados ayer en varios puntos del país por afiliados de dos seudosindicatos que se disputan rutas interurbanas.

Tiene que haber una forma legal para imputarle responsabilidad en estas vías de hecho con resultados sangrientos y daños materiales a quienes encabezan empresas de transporte disfrazadas de sindicatos.

Ayer, en una acción insólita, transportistas atacaron a tiros y pedradas vehículos cargados de pasajeros, provocando más de una decena de heridos y destrozos a las unidades motrices.

La Federación Nacional de Transporte La Nueva Opción (Fenatrano) ni la Central Nacional de Organizaciones del Transporte (Conatra) tienen  derecho a poner en riesgo vidas y propiedades, llevando a las calles una disputa de su exclusivo y particular interés.

Y tampoco tienen derecho estas empresas de transporte, no sindicatos como se alega, a escamotearle a los ciudadanos el derecho que tienen a un transporte eficiente y ordenado.

Ayer, mucha gente llegó tarde o faltó a sus obligaciones, y se vio en riesgo por la violencia de los transportistas, debido a una imposición de la ley de la selva que jamás debió llegar a los extremos que llegó.

Mal que bien, esta sociedad cuenta con medios idóneos para dirimir fricciones como las que mantienen enfrentadas a estas dos empresas de transporte.

Sin embargo, la preferencia de estas entidades por imponer la ley de la selva obliga a que el Gobierno le ponga atención a estas acciones violentas, altamente peligrosas para el ciudadano y sus propiedades por producirse de manera repentina.

Definitivamente tiene que haber una figura jurídica que permita imputarle a quienes orquestaron estas acciones responsabilidad penal por las lesiones y daños a la propiedad provocados ayer.

Con la ley en la mano, hay que acabar con estas truculencias.

Día mundial del SIDA
Si las cifras conocidas sobre los avances del SIDA son alarmantes, más lo son aún los casos anónimos, sin registrar en estadísticas oficiales.

Los registros oficiales dan cuenta de que hay en el mundo 39.5 millones de personas infectadas con SIDA, entre éstos 2.3 millones de jóvenes que no alcanzan los 15 años de edad. En nuestro país, según esos registros, la proporción de contagio es de 1.1% del total de la población, y a este porcentaje habría que agregar los casos no registrados.

Por tratarse de una enfermedad incurable que se transmite a través de las relaciones íntimas, solo la educación permanente y la responsabilidad de cada individuo pueden tener efectos positivos en la prevención y protección.

Para los casos de contagio hay programas especiales de tratamientos antiretrovirales que permiten prolongar la vida de los infectados.

Una aspiración nuestra es que estos programas se intensifiquen y amplíen cada vez más su cobertura.

En este Día mundial del SIDA hay que hacer votos porque cada vez más jóvenes  sean concienciados en la preservación de la salud mediante una vida sexual responsable, afianzada en altos principios de moralidad y cohesión familiar.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas