La ley tiene que entrar por casa

La ley tiene que entrar por casa

Aspirar a que se imponga el orden en el tránsito será una ilusión quijotesca mientras haya que llegar al extremo de negociar conciliaciones para el ejercicio de la autoridad. El incidente entre un miembro de Amet, que ejercía su autoridad, y una fiscal que había estacionado su vehículo sobre la acera, tuvo un desenlace conciliador de dudosa eficacia. La fiscal alegó agresión sin aval de la certificación médica de rigor, y el Amet, que tenía arañazos visibles en el cuello, fue mandado a trancar por ese alegato. Por desgracia, el testimonio de una cámara que capturó las reales escenas del incidente fue echado a un lado para forzar una conciliación que, más que solución de un conflicto, representó una claudicación del ejercicio de la autoridad.
La autoridad de un Amet debería tener la misma consistencia cuando se ejerce ante cualquier transgresor de la ley, sea motoconcho, chofer de voladora o fiscal de corte. Y si aspiramos a que se logre el objetivo de imponer orden en el tránsito, nadie debe creer que los rangos o cargos son patentes de impunidad que permiten violar la ley a discreción ante las narices de la autoridad. El incidente entre una fiscal y un Amet debe mover a reflexión sobre la necesidad de desarrollar una cruzada de educación. El abusar de jerarquía no se le debe permitir a nadie. No se puede pretender alcanzar el orden sin respetar a quienes tienen que ejercer autoridad basada en la ley.

Desalojo de las áreas comunes

El alcalde del Distrito Nacional, David Collado, ha enfocado la mira hacia la ocupación de áreas comunes por parte de negocios, depósitos de materiales de construcción, talleres improvisados y otros obstáculos. También ha advertido que paralizará aquellas construcciones que no hayan sido autorizadas por el Gobierno Municipal. La obstrucción de las áreas comunes es un mal urbano que ha crecido a fuerza de tolerancia de las autoridades.
Cuando decida enfrentar estos problemas, el Ayuntamiento del Distrito Nacional y sus autoridades deberían recibir el mayor respaldo posible de los habitantes de esta demarcación. No es posible que se siga tolerando que la gente tenga que abandonar las aceras porque un obstáculo le corta el paso en violación de las ordenanzas municipales. Manos a la obra.

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