La libertad

La libertad

BONAPARTE GAUTREAUX PIÑEYRO
La libertad, como la democracia, sólo es real cuando su ejercicio está reconocido, respetado y honrado por la autoridad y por el pueblo gobernado. Si la libertad es buena para ti, debes pensar que tiene que ser buena para los demás. Cuando el fariseo preguntó a Jesús cómo sería salvo y llegaría al reino del Señor, recibió por respuesta dos sencillos, pero profundos mandamientos:

Amar a Dios sobre todas las cosas Ama a tu prójimo como a ti El primero de esos dos mandamientos nadie lo discute: Amar a Dios sobre todas las cosas, pero el segundo !ay el segundo! Ama a tu prójimo como a ti.

¿Acaso piensa la gente lo que significa amar a los demás como se aman ellos mismos? ¿Acaso se aman? ¿Será que el odio, la exclusión, el ninguneo, el apartar a los demás es la regla para mucha gente?

Desde siempre hubo quienes buscaron el modo de disfrutar de libertad para sí, sin que les importara si los demás ejercían el libre albedrío. Desde siempre hubo quienes se ocuparon de buscar el poder para encarcelar, acogotar, aherrojar la libertad.

También hubo y hay, desde siempre, quienes han cumplido con el deber de luchar para que todos gocen de los mismos derechos, sin exclusiones, sin distinción de raza, color, nivel educativo, nacionalidad, religión.

La libertad colectiva surge, en la sociedad, cuando el pueblo impone a la autoridad la conquista de que respete los derechos de los gobernados.

Gente hubo y hay que siempre tuvo la intención de obtener poder para imponer su voluntad de modo arbitrario. Gente hubo y hay que aprovechó la libertad, a la que no contribuyó, y trató y trata de acallar las voces de los demás.

Ejemplos hay y no sobran, de gente que un día actúa de un modo y cuando tiene poder actúa de otro modo. Recordemos ¿quieres saber quién es Mundito? ! Dale un mandito!

La libertad es una conquista. Sólo se logra cuando se defiende en todos los campos, en todos los momentos, en todas las situaciones.

La libertad es un ejercicio de tolerancia que comienza y termina donde comienza y termina la libertad de los demás.

Quien no respeta la libertad ajena no merece vivir en una sociedad donde se respete lo que él no es capaz de reconocer a los demás. La verdad absoluta no existe. La libertad individual existe en la medida en que cada cual respeta y reconoce la libertad de cada quien.

Nadie tiene toda la razón. Quien dice tener toda la razón cae dentro de la reflexión filosófica de mi hermano Freddy Beras Goico cuando dice: Cierto, él tiene razón, pero poca.

La libertad es un sentimiento, una actitud frente a la vida, es el resultado de la lucha individual y colectiva en la larga y difícil búsqueda de la felicidad.

La militancia política o la participación en la actividad pública sólo descalifican a quienes las han ejercido de manera abusiva, deshonesta y excluyente.

Quienes quieren eliminar la voluntad, la acción y el derecho a la palabra a los demás, actúan como los grandes traidores de la humanidad que fueron capaces de quemar libros y encerrar sin tiempo a quienes ejercieron el derecho a pensar de otra manera.

Desde siempre hubo quienes entienden que con sus denuestos logran descalificar a los demás, pero no debemos olvidar aquella frase que reza: ofende quien puede, no quien quiere.

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