La Línea Noroeste:
lejana y cautivante

La Línea Noroeste: <BR>lejana y cautivante

La región noroestana, tan apartada de la capital, encierra cautivantes atractivos, que debería despertar la emoción de los dominicanos, que vivimos en la parte sur del país, a realizar recorridos por esas poblaciones y hermosos paisajes, como la playa de Punta Rucia.

Al salir de Navarrete, uno se sumerge en la sucesión de pequeños poblados, cada uno con su propio dinamismo forjado en torno al cultivo de arroz y del tabaco, que en esa inmensa llanura norteña de la carretera Duarte, recibe su fertilidad del agua que llevan los canales provenientes del río Yaque del Norte hasta esas fincas bien cultivadas y mejor mantenidas.

Superado el cruce de Guayacanes, mientras la orilla norte de1 río Yaque del Norte exhibe la feracidad de su tierras en torno a Guayubín y Las Matas de Santa Cruz, la carretera Duarte se adentra en tierras áridas de un bosque seco de cambrones y bayahondas, en que la crianza de chivos le aporta el toque de distinción a la zona por la especialidad que se le ofrece al viajero en varios paradores, que ofrecen la calidad de una cocina criolla muy familiar.

Llegar a Monte Cristi, después de muchos años de ausencia, uno se topa que la torre metálica del reloj y la Iglesia, no están tan cerca de la entrada como era antes, y El Morro, ubicado en su peculiar isla, atrae mágicamente a quienes lo vislumbran desde lontananza para luego verlo de cerca, y más si en una embarcación se le da la vuelta por mar afuera, y a través de los canales para contemplar una atractiva naturaleza, que sella su belleza con la puesta de Sol arropando los cayos que se observan a distancia.

Monte Cristi, así como Dajabón, con su dinámico transitar por el puente sobre el río Masacre de haitianos y dominicanos con excepción de su entorno a la zona de la aduana y al mercado fronterizo, Santiago Rodríguez, Mao, pese a sus calles en reconstrucción, Esperanza y las poblaciones de Partido, Los Almácigos y El Pino exhiben una sorprendente limpieza de sus calles, con su asfalto en buen estado, pese a que la carretera del Peregrino se ha quedado a medio talle e inexplicablemente el puente nuevo sobre el río Yaque en las cercanías de Monte Cristi permanece cercado al tráfico, aún cuando se ve que fue utilizado, quizás por razones técnicas.

Casi todos los pueblos del noroeste tienen en común la limpieza de sus calles, que contrasta con la suciedad de las de Santiago, por la basura acumulada, tal como ocurre ahora en diversas zonas de la capital. Esa limpieza noroestana habla del empeño de las autoridades municipales en la limpieza de sus comunidades, en donde todo el mundo se conoce, y por ende, cada autoridad contribuye a la misma.

Las lomas, donde los restauradores emprendieron el duro camino de la guerra en contra de los españoles en 1863, son testigos fieles de una pléyade de linderos, que solo tenían como norte no vivir oprimidos por el extranjero, que mejor equipado se topó de frente a la valentía de un pueblo, cuya historia fue escrita en casi cada rincón de la parte norte de la Cordillera Central.

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