Sofonías fue un profeta de la nación de Israel que vivió en el Siglo VII antes de la llegada al mundo de Jesucristo.

Vivió en la misma época del profeta Jeremías.

Su misión la desarrolló durante el reinado de Josías.

Este rey, a pesar de ser el más joven de toda la historia de Jerusalén, inició una de las reformas éticas, morales y espirituales más notorias y recordadas dentro del pueblo. De hecho fue la última.

Lo hizo conmovido y altamente motivado por las denuncias fuertes del profeta.

En la nación estaban los pobres o humildes de Dios, los príncipes y los jefes principales.

Pero lo que molestaba a Yavè era la maldad de los poderosos.

Por eso dice el profeta que Dios caminaría por la ciudad con una linterna en la mano.

La idea era que el Señor buscaría exhaustivamente a todos esos hombres corruptos, inmorales, impíos, mentirosos, engañadores, despiadados e injustos que pretendían no ser descubiertos nunca y así escapar del juicio.

Sus fechorías serían expuestas al desnudo a pesar de intentar resguardarse en una hipocresía tan grande que llenaban las arcas del templo con riquezas logradas mediante el engaño y la violencia (1:9).

A través del soborno y el dinero tuvieron una religión complaciente y a su favor, con sacerdotes practicando paganismo y violando los mandamientos del Señor expuestos en la llamada Ley de Moisés.

La mano poderosa de Dios arremetería contra ellos de manera espantosa.

“Ese día gritarán pidiendo ayuda…; un gran clamor se escuchará… ¡Ese día morirán los comerciantes y los que cambian dinero!”. (1:10-11).

En todas las épocas del mundo el malo siempre ha pensado que impunemente se saldrá con la suya, olvidándose que alguien muy justo, poderoso e implacable lo juzgará.