En términos prácticos, para qué sirve la literatura? La escritora Rosalina Benjamín Álvarez refuta las aseveraciones de que a la vida diaria este arte no aporta insumos trascendentales y expone que contribuye en múltiples formas al desarrollo de una mejor sociedad, más culta, reflexiva, educada, sensible con su entorno y que incluso combate la depresión y aleja de vicios y delincuencia.
Ese aporte es fomentado y ampliado por órganos como los talleres literarios y las revistas, vías definidas por la autora como de las más infravaloradas. De los primeros consigna que mejoran la convivencia y pulen las habilidades sociales, al promover la tolerancia y la diversidad, crean nuevas relaciones, mejoran el uso del lenguaje oral y escrito y amplían el vocabulario.
Claro, esas reuniones tienen gran incidencia en la parte intelectual, desarrollan la creatividad, permiten practicar las habilidades para la crítica constructiva, ayudan a organizar las ideas, potencian el enfoque, la concentración y la productividad, mediante trabajo metódico.
Activan la mente, mantienen el intelecto en acción y estimulan las neuronas para el análisis, la búsqueda de soluciones creativas, al despertar la curiosidad por nuevos temas y permitir ver el mundo desde perspectivas diferentes. Potencian la formación para variados perfiles laborales, ya que optimizan las aptitudes comunicativas.
“Alejan la atención de vicios, delincuencia, pérdida de tiempo y pasatiempos peligrosos”, esgrime Benjamín con total seguridad
¿De las revistas, qué? de esas publicaciones dice que amplían de modo diverso y conciso el acervo local y universal.
Otro punto a su favor es que permiten dar a conocer a los autores locales y generan la interacción con otros y con medios de difusión y sirven de promoción de la lectura y escritura, como sano entretenimiento y actividad formativa entre la población.
“Aumentan el acceso a textos a lectores de bajo poder adquisitivo para la compra de libros. Tienden a generar una conveniente rivalidad con las editoras, conduciéndolas a aplicar estrategias de reducción de costo y facilidades de publicación, para atraer los autores”, continúa.
En su defensa prosigue con que hay más bondad, ayudan a los escritores noveles a crear currículo literario, vital para su carrera. Facilitan el estudio eficaz de las fuerzas y debilidades, oportunidades y amenazas del aparato literario de la nación originaria.