La Lyrica y la ansiedad

La Lyrica y la ansiedad

JOSÉ SILIÉ RUIZ
El doctor Luis F. Agüera Ortiz, psiquiatra español, Profesor Asociado del Servicio de Psiquiatría de la Universidad Complutense de Madrid, nos platicó en un interesante «conversatorio», acerca del uso de la pregabalina (Lyrica) para el tratamiento de los trastornos de ansiedad generalizados. Dicha actividad se llevó a cabo en el hotel Hilton, la pasada semana, auspiciado por los laboratorios Pfizer.

El expositor inició su charla con un cuento, la historia de los príncipes de «Celentif», reino muy antiguo convertido en lo que hoy sería Siri Lanka, en el que había un rey con tres hijos, que luego de una esmerada educación, su padre consideró que debían tener contactos con el pueblo, y ver cómo ellos con inteligencia, sagacidad y atención podían resolver los problemas y desafíos que se les presentaran. Los tres dieron muestras de gran sabiduría y salieron airosos de todos los retos y enigmas que enfrentaron. Por esta historia se conoce hoy el término «celentilicia», acuñado por el profesor de Oxford, Paul Watson, para referirse a la capacidad humana de sacar partida provechosa con inteligencia y sabiduría a los retos, demandas y encuentros, que en ocasiones son fortuitos, pero los convertimos en hechos científicos provechosos, en cualquier campo del saber humano.

Prueba de esto es la penicilina, cuando Alexander Fleming, por pura casualidad la descubrió, igual pasó con los antidepresivos que fueron drogas usadas inicialmente para el tratamiento de la tuberculosis, y hoy sabemos que, tanto la una como las otras han salvado millones de vidas. Esta introducción es para referirnos a la Lyrica, sustancia pregabalina, inicialmente fue presentada como un antiepiléptico. Recordamos que en la oportunidad fuimos invitados a Houston, Texas; luego nos dimos cuenta con su uso, que era útil para el dolor neuropático, por sus acciones analgésica y moduladora. En la oportunidad fuimos testigos en la Ciudad de México de su presentación para este tipo de dolor para Latinoamérica.

La pasada semana, en una elegante noche ante un nutrido grupo de psiquiatras y neurólogos, se nos presentó al país su utilidad en la ansiedad generalizada. Esta es la razón de por qué a este tipo de medicamentos los llamamos «neuromoduladores», lo que confirma una vez más que el cerebro usa quizás las mismas vías neuronales para lo que signifique: dolor, angustia, ansiedad, depresión; en fin que hoy asistimos a un nuevo aporte en el armamentario farmacológico de los que manejamos el sistema nervioso.

La práctica médica tiene por igual sus retos, demandas y enigmas a diario, pues no siempre tenemos la suerte de ser el «científico», que tiene toda la información y que puede resolver con facilidad, ya que hay ocasiones en que el paciente y las condiciones nos retan, y debemos esos casos enfrentarlos con tacto y gran sabiduría, al afrontar la ruptura del delicado equilibrio entre salud y enfermedad, y que se debe a la interacción entre predisposición genético biológica y exposición de factores ambientales.

Las ansiedades suelen acompañarse de preocupación excesiva, inquietud, irritabilidad, facilidad para sobresaltarse, dificultades de concentración y alteraciones del sueño. Hay otras molestias físicas, tales como dolores, cefaleas, tics, sudoración, mialgias, dolencias migratorias, aumento del peristaltismo intestinal, y de la frecuencia urinaria, etc. En fin, como podemos ver de lo anterior, la constelación de las manifestaciones de la ansiedad son numerosas. Los trastornos por ansiedad son una categoría médica que agrupa diversos síndromes que tienen en común formas anormales de ansiedad. En algunos casos están determinados por un «exceso» de ansiedad (como en el caso del trastorno de ansiedad generalizada) que fue el tema que nos trató el mencionado invitado español.

Las benzodiazepinas y sus derivados son los medicamentos que generalmente usamos para el manejo de las ansiedades, por su acción rápida, pero como todo medicamento tiene sus inconvenientes: lo primero es la propensión a la adicción y lo segundo sus efectos a largo plazo en hígado y riñones. Por igual, usamos antidepresivos, con acción sobre las áreas de la ansiedad y de la depresión. La Lyrica, viene a actuar sobre esos centros de la ansiedad, sin cambios en las sustancias neurotransmisoras en las que actúan esos medicamentos mencionados. Esta es la razón de su seguridad, pues no hay compromiso cognitivo y está demostrada su eficacia y tolerancia en pacientes jóvenes y en los de la tercera edad, aún en prolongado uso.

Comentamos con el Dr. Agüera, acerca de nuestra práctica con la Lyrica, a menor dosis que la recomendada para la ansiedad, ya que esa experiencia con la molécula es en el dolor neuropático, en nuestra calidad de neurólogos, en la que nos ha dado muy buenos resultados. Casualmente, recién recibimos la amable invitación de la Asociación Neurológica de Guatemala, para «conversar» en su congreso anual de nuestra humilde usanza con este medicamento. En ese tenor, dictaremos dos conferencias a los amigos de Centroamérica, acerca de la Lyrica en el dolor neuropático. 

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