La madre de los muchachos del 12 de enero

La madre de los muchachos del 12 de enero

Doña Manuela Aristy, la madre de Amaury Germán Aristy, hizo llorar de nuevo a todos los amigos, conocidos y no conocidos que se congregaron en la Plaza que se erigió a la memoria de los cuatro jóvenes que se inmolaron en el kilómetro 15 y medio de la  autopista Las Américas el 12 de enero de 1972.

Un radiante sol de media mañana, en complicidad con un armonioso mar azul, sirvió de fondo para el escenario donde se recordó el heroísmo y la determinación del grupo conocido como Los Palmeros.

El extenso acto organizado por un comité especial que contó con el apoyo de las autoridades del cabildo de Santo Domingo Este, dio cabida para que durante casi tres horas la gente que los conoció, a  los que se les ocurrió lo del monumento con la idea de que no se borre la memoria histórica, los familiares y amigos de la época contaran sus vivencias con los jóvenes del 12 de enero.

El doctor Arnulfo Reyes, Sagrada Bujosa,  esposa de Amaury, el síndico Juan de los Santos, el presidente del Senado, Reinaldo Pared Pérez; Luisa de Peña, del Museo de la Resistencia, y doña Manuela, fueron entre otros los oradores del acto donde se dieron cita dirigentes de la izquierda, los demócratas del PRD y del PLD, y personalidades amantes de la democracia.

También ex combatientes de la guerra de abril, ex dirigentes del 14 de Junio y figuras señeras de la historia reciente se dieron cita en el lugar. Pese a que ya han pasado 40 años, los discursos no fueron anacrónicos, y algunos reivindicaron que la libertad y la democracia que vive el país fue de algún modo el resultado del sacrificio de los que como Los Palmeros ofrendaron sus vidas por esta causa.

 Empero, algunas de las reivindicaciones de Los Palmeros, todavía siguen vigentes, como diría en sus palabras doña Manuela, todavía tenemos pobreza y “en contra de eso lucharon los muchachos”

De los “muchachos” se destacaron sus valores, su patriotismo, su amor por las ideas que defendieron hasta la muerte, la solidaridad, el heroísmo y el desinterés que les caracterizaba.

Ulises Cerón Polanco, Virgilio  Perdomo Pérez, Bienvenido Leal Prandy y Amaury Germán Aristy, fueron conocidos como Los Palmeros, porque se entrenaron en las palmeras, en la vecina Cuba.

En este homenaje sirvió también para tributarle respeto  a la memoria de  Miguel Cocco, quien fue el de la idea original para la recordación de Los Palmeros, de quien fue su amigo y compañero en vida.

 Antes de cerrar el acto se invitó a los presentes a escuchar el panegírico con el que despidió a los caídos doña Manuela Aristy, la madre de Amaury. En una grabación de hace 40 años, escuchamos a una madre desgarrada, hablando desde lo más profundo de su alma, a una madre valiente donde pedía: “Déjennos enterrar en paz a nuestros muertos”- para esa época los cementerios se convertían en campos de batalla, porque la policía apresaba y perseguía al que se atrevía a ir  a acompañar a algún familiar de un revolucionario asesinado- “Mi hijo murió por la libertad, murió por los pobres, por luchar contra las injusticias, contra el retorno de una dictadura, por el nunca jamás”.

El llanto de doña Manuela, grabado hace 40 años, fue  la parte más sublime del acto, donde todos callaron y lágrimas silenciosas bajaron por las majillas de todos los presentes. Es como si fuera ese día, 40 años después.

Los corazones de las madres de Los Palmeros se unificaron con el de doña Manuela, quien con palabras entre llantos, supo transmitir  toda la impotencia y la indignación de ellas, como las de todas las madres que perdieron a sus hijos en manos de una política de terror que nos oprimió por largos 12 años.

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