El embrujo que acentúa las edificaciones antiguas existentes en Santiago, corazón del Cibao, principalmente las situadas en la calle Del Sol, son debido a que presentan no solamente una curiosa estructura con decoraciones, sino que tienen algo llamativo que las distingue y singularmente realza su histórico carácter.

Así, de nuevo, transitando esta populosa vía de extremo a extremo, pude encontrar la casa número 183, construcción de estilo republicano, la cual presenta una fachada con tres puertas arqueadas.

Cada una tiene en la parte superior un cuerpo que sobresale un poco y tiene un   borde de dobles molduras  rematadas con otras en grueso altorrelieve que lateralmente forman líneas de curvas retorcidas y entrelazadas, divididas en el centro por otras que -unidas- forman un sobresaliente grupo estriado.

Dicho arco encierra un precioso tragaluz de madera cuyos calados en forma curvada tienen tres hileras de huecos,  los cuales están formando un abanico abierto.

Además, éste en el alto presenta una corta marquesina frontal que tiene una pared la cual no es lisa, ya que presenta  una hilera de molduras verticales paralelas que en la parte superior se unen en curva, y que separadas por cuatro especies de asemejadas pilastras cuyo cuerpo de poco grosor está adosado al muro.

Allí se pueden observar dos que están en cada lateral de la puerta del medio, cada una de las cuales curiosamente presenta  un grandísimo farol antiguo, único de ese tamaño existente en toda la urbe.

Al llegar al remate se puede apreciar una baranda de techo de cuerpo compacto.

Su borde frontal tiene un ornamento formado por una hilera de cortos sacados que debajo tiene una larga marquesina cubierta de tejas; además, como aderezo, aparecen cuatro especies de jarrones de concreto de cuerpo ovalado con abultadas molduras formando ondas que dejan estrías, cuya parte superior forma una cuenca de bordes bien curvados.