La magia del incienso

La magia del incienso

Sus utilidades son múltiples pero durante la Navidad, en particular, el incienso se relaciona a la atmósfera de rituales propias de la festividad por el nacimiento de Jesús. Es símbolo de adoración a Dios, sin embargo, su misterio es anterior al Cristianismo.

No se ha podido demostrar cuál de las culturas fue la primera en incluir el incienso en sus rituales y reuniones religiosas. Pero se sabe que los antiguos egipcios -unos 5.000 años antes de nuestra era- fueron de los primeros en utilizarlo durante sus ceremonias y cultos religiosos.

Posteriormente aparece en el pesebre de Belén, a los pies del niño Jesús, junto con la mirra, sustancia perfumada que los antiguos consideraban como bálsamo. Desde entonces, no sólo se usa en la liturgia de la Iglesia Católica, sino también de la Iglesia Ortodoxa y de la Anglicana.

Hasta los científicos han comprobado que el incienso influye en las emociones y en la profundidad de los sentimientos.

Sus usos son múltiples y ancestrales: Para generar buenas vibraciones y liberar la fuerza energética; para conjurar y expulsar malos influjos y energías; para concentrar fuerzas y dirigirlas a un objetivo; para purificar lugares antes de realizar rituales benéficos y espirituales; para facilitar la meditación. Ciertamente, la quema de incienso, resina olorosa oriunda del oriente, es tan antigua como la propia humanidad.

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