La magnificencia del Palacio de Versalles 

La magnificencia del Palacio de Versalles 

El Salón de los Espejos del Palacio de Versalles, obra maestra que atrae cada año a tres millones de visitantes de todo el mundo, volverá a disfrutar de su esplendor original gracias a la operación de mecenazgo cultural más importante llevada a cabo en Francia hasta el momento.

El ministerio de Cultura y de Comunicación ha lanzado una espectacular campaña de restauración de monumentos históricos. El lanzamiento de esta obra, que se llevará a cabo durante cinco años sin suspender las visitas, aparece a la vez que la adopción de una nueva ley para “dinamizar” el mecenazgo de los particulares y de las empresas, gracias a incentivos fiscales, calificado de “revolución del estatus del mecenazgo”, por el ministro de Cultura y de Comunicación, Jean-Jacques Aillagon.

El nuevo marco legal contempla además la creación del “círculo de mecenas y donantes del ministerio de Cultura”, entre quienes los más generosos recibirán el título y la medalla de “Gran Mecenas o Donante”: el presidente del grupo de construcción y trabajos públicos Vinci, mecenas y jefe de obras de la dedicada operación de Versalles, ha recibido la primera de estas medallas de las manos del ministro.

Los visitantes del Salón de los Espejos del Palacio de Versalles, con 357 espejos, fue construido por Jules Hardoain-Mnasart entre 1678 y 1684, tras la unión de los dos grandes espacios del Rey y de la Reina. Tras el encargo del Rey Sol de evocar en las pinturas de la bóveda los hechos más importantes de los 17 primeros años de su reinado, Charles Le Brun se dejó guiar por su genio inventivo a través de alegorías, arrepentimientos, estucos reales o imaginarios y perspectivas. Incluso se le ocurrió meter en la composición al mismo Rey, que ocupa el trono en el techo en una gran pintura central a la que Racine dio su célebre título: “El Rey gobierna por sí mismo”.

Bodas principescas y grandes fiestas de la corte se sucedieron en este pomposo lugar, también idóneo para las audiencias acordadas a los dignatarios extranjeros. Tras la caída de la monarquía, el salón siguió sirviendo de marco para los acontecimientos históricos.

El Salón de los Espejos ha sido tres veces restaurado en parte, de 1750 a 1950, pero nunca se había llevado cabo una restauración total. El flujo constante de los visitantes, la polución y las variaciones climáticas han ocultado durante largo tiempo el esplendor inicial de este lugar inscrito en la lista del Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Unesco.

SUS ORIGENES

El rey Luis XIII adquirió estas tierras a la familia Gondi e hizo de ellas su coto de caza.

Fue Luis XIV quien construyó lo que hoy es el Palacio de Versalles. Toda Francia trabajó para Versalles.

Ponen manos a la obra para complacer al rey, que deseaba un espléndido parque en donde daría la Fiesta de los Placeres de la isla encantada en honor de Mademoiselle de la Valliere, su “favorita”, en medio de la majestuosidad de sus jardines, sus fuentes y sus bien podados jardines.

En las postrimerías de su reinado, Luis XIV pudo sentirse verdaderamente orgulloso de su obra: ofreció a Francia el palacio más hermoso del mundo. Una verdadera muestra de  la perfecta conjunción entre la mano del hombre y la de la naturaleza.

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