La majestuosa, señorial y muy culta Barcelona, vista a través de fotos

La majestuosa, señorial y muy culta Barcelona, vista a través de fotos

Hace ya unos años, cuando todavía no se usaba  la fotografía digital, visité por primera vez la ciudad de Barcelona. 

En esa oportunidad, cuando por coincidencia, celebré mis  50 años -una experiencia muy grata-   se realizó el Sexto Congreso Mundial de Parkinson.

A la  llegada a la ciudad de Gaudí, los participantes  nos alojamos  en el hotel Majestic, situado en el Paseo de Gracia, la avenida más “glamorosa” de Barcelona, por sus tiendas y restaurantes de fama internacional, etc. 

Allí,  en su muy famoso restaurante Drolma, y por motivo  de mi cumpleaños, del que ya estaba enterado  el capitán, convinimos degustar tapas en la cena, rompiendo así la formalidad del menú. En esta ocasión  el grupo recibió las atenciones directas del su chef, el mundialmente famoso cocinero Fermí Puig. 

Les confieso que navegamos en un fascinante mundo de sabores y sensaciones agradables entre las finísimas atenciones recibidas y la riquísima cocina barcelonesa, que fue apreciada en su totalidad en las numerosas  y ricas tapas, verdaderas obras de arte  que nos ofreció.

Impresionante visita.  El contiguo Museo Nacional de Arte de Cataluña fue uno de nuestros primeros destinos a la salida de tan elegante noche. Allí,  en la avenida María Cristina, nos tenían reservado un espectáculo con las “Fuentes Mágicas”,  cuyos chorros de agua son una extraordinaria combinación de  torrentes coloridos que “danzan”  al ritmo de la música. Es impresionante lo que han logrado y, visto desde la altura del Palacio Nacional de Montjuic,  aquello es aún más espectacular.

En la primera tarde libre, visitamos el Museo Picasso, donde se encuentra  la más completa colección del Pablo más famoso de España. Abarca todos sus periodos, pinturas, esculturas, cerámica…, bien sabemos lo fecundo que fue.  Allí apreciamos, aparte de las series del minotauro de su periodo  del 1938,  sus Meninas, pero lo mejor fue llegar al tercer nivel, donde  estaba  Guernica, obra cumbre en que el pintor malagueño muestra los horrores de la guerra.  Él es uno de mis grandes admirados, lo impresionante de todo aquello nos hace regresar cada vez que volvemos a esa hermosa ciudad.  La visita al museo de  Joan Miró fue otra grata experiencia.

Barcelona, una señorial ciudad donde se respira arte y cultura, es el museo gigante de Antonio Gaudí,  uno de los arquitectos de mayor influencia en el mundo del diseño, quien, enemigo de las líneas rectas, las cambió por formas sinuosas en sus diseños.

Su máxima creación es la inacabada iglesia de la Sagrada Familia,  insignia de Barcelona, pero están, además, la Camila, el parque Guell, el colegio Santa Teresa y el Palacio Episcopal, entre otras obras. Gaudí murió en  1926, en un accidente  cuando se dirigía a su iglesia. 

Una de sus cumbres es la Pedrera (Casa Milá) impresionante residencia donde la modernidad del artista se expone al máximo: una armoniosa masa de piedras ondulantes, considerada como una de las creaciones más significativas de la historia de la arquitectura: su fachada, su patio interior y las chimeneas, que recuerdan los guerreros romanos, son magníficas.

Las ramblas, avenidas centrales de Barcelona que inician en la plaza Cataluña y  acaban en el monumento a Colón en el puerto, son el corazón de la ciudad y los peatonales más famosos de España, y  también el parque Guell, una quinta hermosísima situada en una  alta  colina de la ciudad.

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Más atractivos

Al sentarnos en el paseo de Colón, luego de visitar el Museo de Historia de Cataluña, tuvimos la oportunidad de disfrutar de una de las fiestas populares de la ciudad. Varias comparsas, en ambiente de festejo muy animado, desfilaron durante horas con disfraces muy diversos. Al día siguiente visitamos las Bodegas de Codorniu, pero eso merece comentarios aparte.

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