La maldición petróleo golpea aerolínea Easyjet

La maldición   petróleo golpea aerolínea Easyjet

Las acciones de las aerolíneas europeas se han disparado en 2017, por lo menos hasta que EasyJet Plc advirtió la semana pasada que el exceso de capacidad presionaba las tarifas. Las acciones cayeron un 6 por ciento el jueves, arrastrando a sus pares a un descenso.

Para EasyJet ya se imponía un cambio de rumbo. La fuerte demanda de los clientes ha contribuido a que sus acciones suban alrededor de un tercio este año, lo que elimina buena parte del daño como resultado de la votación a favor del Brexit y de una serie de atentados terroristas. Pero eso ha dejado la acción con una prima en relación con la rival de bajo coste Ryanair Holdings Plc.

La máxima responsable, Carolyn McCall, abandonará la empresa a fin de año para pasar a la cadena ITV Plc, y su sucesor tendrá que justificar esa valuación. Por extraño que parezca, el mayor problema de EasyJet es algo que en realidad tendría que ser una ventaja: el combustible barato.

El combustible representa aproximadamente un cuarto de los gastos operativos de EasyJet. Sin embargo, cuando el precio cae, las líneas aéreas no pueden resistir usar la ventaja para agregar asientos. Eso es especialmente cierto en Europa, ya que el mercado está muy fragmentado (y, por lo tanto, es menos disciplinado). EasyJet, por ejemplo, es la segunda mayor aerolínea de bajo coste pero controla sólo el 8 por ciento del mercado europeo. Su capacidad se expandirá alrededor de 8,5 por ciento este año, de forma similar a la de Ryanair.

La dificultad es que el combustible barato también da impulso a aerolíneas tradicionales menos competitivas como Air France-KLM o Deutsche Lufthansa AG, a las cuales también les permite bajar las tarifas. Eso significa que todas ganan menos de lo que podrían haber esperado por la caída del precio del petróleo. Agregar capacidad suma presión a los precios de los billetes. EasyJet advierte que los ingresos por asiento declinarán 2 por ciento en los seis meses hasta el 30 de septiembre, mientras que Ryanair estima que las tarifas bajarán aproximadamente un 6 por ciento en su año fiscal 2018.

Hay dos formas de sobrevivir, y de prosperar, en este contexto. Una es encontrar una forma de mantener las tarifas más altas. Durante la gestión de McCall, EasyJet ha apuntado a aeropuertos primarios de capacidad limitada que atraen clientes más ricos, entre ellos viajeros de negocios.
Y la otra es una fuerte reducción de costes y la venta de la mayor cantidad posible de asientos baratos es el abordaje de Ryanair.

Si bien ambas estrategias tienen sus méritos, en este momento Ryanair tiene un desempeño mucho mejor. El margen operativo de la aerolínea irlandesa superó en más del 100 por ciento el de EasyJet el año pasado.

Esa rentabilidad superior refleja la cuenta salarial relativamente baja de Ryanair debido a que vuela a aeropuertos en lugares donde son menores las tarifas por aterrizaje.

Por supuesto, sería un error que EasyJet imitara a Ryanair en el plano de los costes: los empleados y los pasajeros aprecian que se los traten bien, si bien EasyJet tiene que mejorar en puntualidad. En realidad, la tendencia es la opuesta. El CEO de Ryanair, Michael O’Leary, trata de revertir la imagen de tacañería de la línea aérea y apunta a aeropuertos primarios más caros como Fráncfort. Pero eso significa que EasyJet no puede permitirse quedarse cruzada de brazos.

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