Todo pasa y todo queda/pero lo nuestro es pasar/ pasar haciendo caminos/ caminos sobre la mar. (Antonio Machado)
Los versos del poeta Machado incitan no porque estén preñados de nostalgias, mas bien de verdades. Lo nuestro es pasar, cierto; pero la vida valdría poco si en su efímero transitar no dejamos alguna huella perdurable, aquellas debemos continuar para la construcción de un futuro mejor. Ese legado histórico de lealtad, patriotismo, moralidad y ética, la conducta del debe ser que recibimos como herencia de nuestros antepasados y hemos de trasmitir comprometidos con su verdad antes de partir irremisiblemente a lo ignoto.
Tuve el honor de compartir la preocupación que encabeza este artículo con el buen amigo y compañero de afanes y luchas, Juan Bolívar Díaz, siendo huésped de su celebrado programa “Jornada Extra”, gravado antes de saber los resultados de la espectacular Marcha Verde del pasado domingo 16 de julio, culminación de una jornada ejemplar de unidad y civismo del pueblo dominicano.
¿Qué va a pasar de ahora en adelante? fue la pregunta obligada, la que preocupaba a mi interlocutor igual a millares de seguidores de diversos sectores de la vida nacional que han acompañado con entusiasmo y determinación el hermoso movimiento “Verde, que te quiero verde” desde sus inicios, sin contaminación, recorriendo barrios y ciudades a lo ancho y largo del país tras la consigna “atrás la corrupción y la impunidad” que impúdicamente viene corroyendo la sociedad y el sistema político y judicial de los poderes del Estado, y sus aliados fácticos, como planta parasitaria venenosa.
La Marcha Verde ha sido el despertar de un sueño, de una conciencia nacional adormecida. Paradójicamente reclama a quien corresponde que se haga “lo que nunca se ha hecho”, “caiga quien caiga”, duras palabras repetidas que comprometen al Primer Magistrado de la Nación y a su Partido, blasonado bajo la regia figura del Profesor Juan Bosch, paradigma de buen gobernante y Estadista, dando claro ejemplo desde el poder de servir a su pueblo, con dignidad, honestidad y patriotismo.
¿Que se puede esperar luego del éxito alcanzado, terminada esta primera etapa de confrontación y lucha? ¿Cuál será la estrategia seguir por sus dirigentes que encuentran su fortaleza y su debilidad en la diversidad, privado de un auténtico líder carismático que impulse la lucha y avance hacia otros objetivos? ¿Sería constituirse en partido político? Lo que luce extemporáneo y contraproducente, pues debilitaría enormemente su actual fortaleza.
¿Cuál ha de ser la actitud del Gobierno que hasta ahora ha sido permisivo, respetuoso del derecho ciudadano a la protesta pacífica, sin incurrir en excesos. ¿Jugará el Presidente, como acostumbra, al “Laisez faire” dejando que el movimiento se diluya y disuelva o procurará un acercamiento inteligente con su dirigencia, que evite futuras contingencias?
Para cambiar el actual estado de cosas, el deterioro y desconfianza que provocan los partidos y el sistema político y judicial vigentes, habrá que llegar a un Pacto Político-Social trascendente, a una especie de plebiscito vinculante. Una Constituyente que desmantele de manera definitiva el actual el sistema clientelar, patrimonialista y caudillista de gobierno, y restaure el verdadero Estado Democrático Social que como Nación merecemos. Nada fácil.