La Marcha Verde y el Chapulín Colorado

La Marcha Verde y el Chapulín Colorado

Millizen Uribe

Ya son varias las semanas que en diversos escenarios que he compartido con analistas políticos y sociales no falta, como tema importante, el devenir de la Marcha Verde, acompañado de muchas expectativas y demandas. Esto es entendible. Cuando un país que históricamente ha arrastrado las largas y pesadas cadenas de la impunidad, del “to e’to” y el “na e’na”, visualiza la posibilidad de justicia, es lógico que intente saciar todas sus ansias acumuladas.
Eso explica que ante el éxito de movilización ciudadana e incidencia mediática que ha tenido el movimiento Marcha Verde, muchos deseen que esa sea la plataforma para sus justas demandas y causas.
Tampoco faltan quienes entienden que la marcha debe levantar banderas del pasado y reconectar con viejas maneras de luchar y protestar.
Pero la Marcha Verde surgió con una demanda específica, que se traduce en su consigna Fin de la Impunidad. Y aunque ciertamente la corrupción es un problema transversal que impacta todas las áreas y problemas de la vida de los ciudadanos, también es cierto que la Marcha Verde no es el Chapulín Colorado. Esto es que sería contraproducente asumir todos los frentes, aunque comparta muchas de esas banderas.
A esto se suma que internamente, al ser un grupo diverso y por su amplitud heterogéneo, abordar temas polémicos como la despenalización del embarazo y aborto bajo las tres causales, la inmigración haitiana, entre otros, sería generar fricciones internas que terminen en división.
Esto bien lo saben los enemigos de la Marcha Verde, quienes en más de una ocasión han intentado esta estrategia divisionista, afortunadamente fracasando.
Tampoco es correcto asumir las agendas y tácticas de sectores del radicalismo extremo. Personas bien intencionadas y queridas, pero que no entienden que el tiempo ha transcurrido, que las circunstancias de lucha y la misma sociedad son otras, por lo que sería un grave error táctico aplicar las mismas estrategias, so pena de que como no tuvieron éxito antes, tampoco lo tengan ahora.
Lo que sí puede y desde mi humilde opinión debe hacer Marcha Verde es mantenerse firme en su reclamo. Seguir conscientizando a la ciudadanía, seguir representando la esperanza, la posibilidad, el cambio, el fin del camino de la impunidad. Demostrando a la gente que aunque la corrupción resuelva el problema de algunos, finalmente nos deja empobrecidos a todos.
Y es que, aunque como dije anteriormente la Marcha Verde no sea el Chapulín Colorado, es definitivamente la última esperanza de que República Dominicana pueda aprovechar el Caso Odebrecht para lograr un contexto favorable, un precedente al castigo de la corrupción, el fin de la impunidad y de paso recuperar, aunque sea un poquito, la confianza en la Justicia.

Millizen Uribe

Millizen Uribe

Periodista. Editora del Periódico HOY Digital

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