“La más Larga Noche”, genial crónica del escritor Norman Mailer

“La más Larga Noche”, genial crónica  del escritor Norman Mailer

Norman Mailer, el prolífico y multifacético escritor estadounidense junto con su connacional Truman Capote, reconocido como el gran innovador del periodismo literario, fue el autor de la “La Noche más Larga”, considerada como una de las crónicas deportivas testimoniales más perfectas y geniales, cuyo contenido narra el histórico primer combate mundialista entre los extraordinarios boxeadores del peso completo Muhammad Ali y Joe Frazier.
Ese acontecimiento publicitado como la “La Pelea del Siglo” fue escenificado en el Madison Square Garden de Nueva York en el año 1971. Fueron muchas las crónicas insertadas en los diarios norteamericanos, pero se considera como la más excelsa la elaborada por Mailer, novelista, dramaturgo, ensayista, cineasta y activista político, quien desde sus años juveniles se convirtió en un fiel seguidor de la tradicional disciplina de los coliflores y las narices chatas.
Mailer (1923-1987), en su relato no solo pone de manifiesto su gran capacidad narrativa y descriptiva, sino su profundo conocimiento de la técnica y la terminología del boxeo; también se explaya en la psique y gesto de los gladiadores en medio de un ambiente cargado de emoción colectiva.
El laureado autor de novelas emblemáticas como “Los Desnudos y Los Muertos” y “Un Sueño Americano”, le dio seguimiento al choque desde los entrenamientos. Inicia la citada escritura testimonial de la manera siguiente: “Muhammad Ali no se preparó como hubiera debido para su primer combate con Joe Frazier. Corría tres millas cuando hubiera podido correr cinco, algunos días boxeaba y, luego, dejaba uno o dos días sin boxear. Rebosaba de seguridad en sí mismo; hablaba con la profunda serenidad de los filósofos”.
Al describir a Frazier, dice que era un humano equivalente a una máquina bélica. “Tenía una capacidad de fuego tremenda. Estaba dotado de un gran gancho de izquierda, un gancho terrorífico incluso cuando no daba en el blanco. Por lo general aporreaba a sus contrincantes hasta dejarlos medios muertos”.
Narra lo que pensaba Ali sobre su adversario poco antes del combate, en el sentido de que Frazier no se encontraba preparado para soportar tanta presión. “No creo posible que un hombre como él me gane, porque ni siquiera puede alcanzarme. Tengo brazos mucho más largos.”
Ya con los púgiles invictos enfrentados en el cuadrilátero, Norman afirma que el primer asalto determinó el tono del combate. Ali ganó este asalto y ganaría también el siguiente. En el tercer asalto, Frazier comenzó a pegar. Apenas al sonar la campana, alcanzó a Ali con un poderoso golpe a la cara, siendo la primera vez que Joe ganaba un asalto. También ganó el siguiente.
“Mientras el combate discurría por el quinto asalto, el sexto y el séptimo, y luego el octavo, quedó de manifiesto que Ali vivía la más larga noche de su carrera. Los dos jueces adjudicaron seis asaltos a Frazier, y dos a Ali. El árbitro consignó un empate”.
En el décimo parecía que Ali le hubiera dado un vuelco a la pelea, y que terminaría imponiéndose, demostrando ser el más grande de los pesos pesados que jamás hubiera escalado un ring. Pero en el décimo primero -apunta Mailer-esta historia quedó invalidada. Frazier lo cazó, y Ali quedó al borde del precipicio.
En el décimo cuarto Muhammad tomó un nuevo aire y ganó el asalto y salió bailando de su esquina para librar el décimo quinto. En un cruce, “Frazier lanzó un cañonazo que dejó a Mohamed tumbado en las fotografías de cincuenta mil periódicos. ¡Alí en la lona! El gran Alí estaba en el suelo cantando canciones a las sirenas, en la más densa niebla, pero se levantó y así discurrieron los segundos finales de una gran pelea, con Ali todavía en pie. Y Frazier vencedor.” También quedaría para lo historia el testimonio más perfecto sobre ese inolvidable choque de trenes, que años después tendría dos nuevas versiones en las que Ali saldría victorioso convincentemente.

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