La mejor herramienta

La mejor herramienta

Este país, que de un tiempo a esta parte ha visto deteriorarse su economía y desmejorar la calidad de vida de sus ciudadanos, necesita ponerse en condiciones de revertir cada uno de los factores adversos causantes de la actual situación.

Hay que esforzarse a fondo por revalorizar la devaluada moneda, incrementar y diversificar la producción exportable, disminuir el desempleo, mejorar los servicios sociales vitales para el progreso, como son la salud y la educación, redefinir y adecuar el mercado energético, aumentar los índices de confiabilidad del país como receptor de inversión extranjera y para ello hay que hacer adecuaciones en los órdenes jurídico y fiscal.

Desde cualquier punto de vista, aunque el Gobierno como administrador del Estado debe asumir la responsabilidad de emprender acciones para lograr estos objetivos, la magnitud de la crisis, en términos generales, ha comprometido demasiados intereses y sectores, a tal grado que la unilateralidad de las decisiones podría resultar contraproducente.

El actual Gobierno, por ejemplo, ha actuado de manera unilateral y contra las recomendaciones de diversos sectores cuando ha incrementado el endeudamiento, interno y externo, y el gasto público, y ha reducido la disponibilidad de plazas de trabajo. A pesar de que se autoproclama como un gobierno de concertación y de diálogo, una parte de sus actos y decisiones más importantes han ignorado acuerdos resultantes de largas sesiones de diálogo patrocinadas precisamente por el sector oficial.

[b]II[/b]

Es curioso, pero un Gobierno que se autodefinía como de concertación y consenso, se ha mantenido casi permanentemente en medio de un disenso con diversos sectores, desperdidiciando una herramienta vital para la gobernabilidad del país.

Llama la atención que el presidente electo, Leonel Fernández, tenga entre sus prioridades la búsqueda de consenso para enfrentar los problemas del país. Si se valiera de esta fórmula, como ha anunciado, estaría tomando la herramienta adecuada para procurar las soluciones que requiere el país.

En su anterior gestión como Presidente de la República, Fernández se caracterizó por motorizar el Diálogo Nacional y sentar en la mesa de conversaciones a representantes de un número apreciable de sectores de la sociedad. Las conversaciones de entonces sirvieron para diseñar reformas y soluciones que están vigentes en la actualidad y que han rendido sus frutos.

Como los problemas del país atañen a todos y afectan a todos, no se puede pretender que su solución esté reservada al Gobierno en particular. En todo caso, éste deberá ser un facilitador y administrador de las soluciones, pero su diseño debería ser materia de concertación, de consenso.

En el caso del Presidente electo, la herramienta de la concertación, la búsqueda de consenso, está impuesta no sólo por la naturaleza de los problemas a resolver, sino además por la correlación de fuerzas en el poder. Con una composición congresional y de gobiernos municipales que podría resultarle adversa, la herramienta del consenso sería la más adecuada para lograr revertir la situación calamitosa de nuestra economía.

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