La mejor herramienta unitaria del presidente Fernández

La mejor herramienta unitaria del presidente Fernández

La mejor herramienta con que cuenta el presidente Fernández para lograr con éxito la idea de integrar a todos los sectores en la búsqueda de soluciones a la crisis que desde el propio gobierno quisieron minimizar, es dando muestras palpables de que sus intenciones políticas no están orientadas más allá del 2012, y reorientando su gestión demostrando de forma convincente que sus intenciones  no forman parte de una estrategia más planeada por los reeleccionistas con fines políticos.

El mismo Presidente a quien sus asesores y estrategas le sugirieron hablar de blindaje de nuestra economía, así como de que el país aprovecharía exitosamente la situación de crisis en el mundo, hoy debe reconocer que todo lo que le informaron y las teorías que le suministraron, estaban equivocadas y probablemente influenciadas por conveniencias políticas.

El presidente Fernández, que conoce bien sobre la naturaleza y el comportamiento humano, debe tener presente que todo lo que diga, anuncie o prometa hacer, a menos que provoque un cambio radical en la conducta del gobierno, de sus funcionarios y de sus aliados, estará siempre bajo la influencia del prejuicio político, sobre todo cuando las acciones del gobierno reflejen coincidencias con esos prejuicios.

Ciertamente que el país atraviesa por una situación verdaderamente difícil, eso lo sabía todo el mundo menos los asesores y estrategas del gobierno que prefirieron empujarlo a continuar pa’lante, entendiendo que nadie más que ellos tenían una visión correcta de lo que ocurre en el mundo como en nuestro territorio.

Pero parece que comienzan a despertar. Se acabó el escenario de la “Cumbre” que como se advirtió resultaría una cuesta difícil de subir y peligrosa al bajar. Se empecinaron con la Reforma Constitucional pretendiendo infundir la idea de que aquí todo anda bien, confundiendo el país con el grupo de patrocinadores que ciertamente pertenecen a la cúpula privilegiada.

Ahora se habla de búsqueda de soluciones conjuntas, pero mientras tanto pretendiendo imponer la reforma y otros proyectos sin tomar en cuenta opiniones, la que además no le aporta ninguna solución a la crisis que vivimos. Lo ideal sería dar muestras de vocación de unidad real abandonando cualquier idea que tenga visos continuistas, llamando a un verdadero pacto creíble y despojado de pasiones partidarias.

Nadie, a menos que sea un desaforado, desea una crisis que haga sucumbir la institucionalidad. Pero sobre todo el gobierno, que es la cabeza del poder, debe alimentar las pretensiones unitarias con acciones evidentemente conciliatorias y con vocación verdaderamente libres de incoherencias que conduzcan a las dudas. Debería eliminar cualquier tipo de contaminación político-partidaria que arrastre a la idea de que se trata de otra forma de ganar espacio para unos objetivos ulteriores.

Llamar a un pacto político que prohíba la reelección consecutiva y anunciar que se lo aplicará a su propio mandato, resultaría más que suficiente para que se despejen todas las dudas internas como externas. Esa es su mejor herramienta y muy fácil de utilizar.

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