La mejor prosperidad viene de Dios

La mejor prosperidad viene de Dios

POR CLAUDIA HERNÁNDEZ DE ALBA
Deuteronomio 8:17-18
17: Y digas en tu corazón; mi poder y la fuerza de mi mano me han traído esta riqueza.

18: Sino acuérdate de Jehová tu Dios, porque Él te da el poder para hacer las riquezas, a fin de confirmar su pacto que juro a tus padres como en este día.

La voluntad de Dios es que nosotros seamos prosperados.

En Deuteronomio 28, vemos las bendiciones, y las  maldiciones de la ley, en los versos 1 al 14 vemos las bendiciones, que vienen por el cumplimiento de ella, mientras que en los versos 15 al 68 nos encontramos con la maldiciones que venían por no cumplirla.

En los primeros 14 versos podemos ver el caminar de una persona que vive el la prosperidad de Dios. Galatas 3:13-14, 29

13-Cristo nos redimió de la maldición de la ley hecho por nosotros maldición (porque esta escrito: maldito todo el que es colgado en un madero).

14-Para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu Santo.

29-Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa.

Cristo nos redimió de la maldición de la ley al morir en la cruz, El pago el precio para que no tuviésemos que morir espiritualmente, para que no andemos en enfermedad y para que no pasemos pobreza.

2Corintios 5:17

17: De modo que si alguno esta en Cristo nueva criatura es, las cosas viejas pasaron, he aquí todas son hechas nuevas.

Cuando nacimos de nuevo fuimos hechos una nueva creación y una una de las características nuevas es que la maldición no opera en nuestras vidas pues ahora tenemos un PACTO DE BENDICIÓN.

Salmo 23:1

1: Jehová es mi pastor y nada me faltara.

Dios es nuestro pastor y ha provisto para que nada nos falte

3 juan: 2

2-Amado yo deseo que tu seas prosperado en todas las cosas y que tengas salud, así como prospera tu alma.

En este nuevo pacto la voluntad de Dios es que prosperemos en todas las cosas; pero para llegar a esto nuestra alma debe ser prosperada.

Deuteronomio 8:7-18 (7: Porque Jehová tu Dios te introduce en la buena tierra, tierra de arrotos, de aguas, de fuentes y de manantiales, que brotan en vegas y montes; 8: tierra de trigo y cebada, de vides, higueras y granadas; tierra de olivos de aceite y de miel; 9: tierra en la cual no comerás el pan con escasez, ni te faltara nada en ella; tierra cuyas piedras son hierro, y de cuyos montes sacaras cobre. 10: Y comerás y te saciarás, y bendecirás a Jehová tu Dios por la buena tierra que te abr dado. 11: Cuídate de no olvidarte de Jehová tu Dios, para cumplir sus mandamientos, sus decretos y sus estatutos que yo te ordeno  hoy. 12: no suceda que comás y te sacies, y edifiques buenas casas en que habites, 13: y tus vacas y tus ovejas se aumenten, y la plata y el oro se te multipliquen, y todo lo que tuvieres se aumente; 14: y se enorgullezca tu corazón, y te olvides de Jehová tu Dios, que te saco de tierra de Egipto, de casa de servidumbre; 15: que te hizo caminar por un desierto grande y espantoso, lleno de serpientes ardientes, y de escorpiones, y de sed, donde no había agua, y el te saco agua de la roca del pedernal;16: que te sustento con mana en el desierto, comida que tus padres no habían conocido, afligiéndote y probándote, para a la postre hacerte bien; 17: y digas en tu corazón: Mi poder y la fuerza de mi mano me han traído esta riqueza. 18: Sino acuérdate de Jehová tu Dios, porque Él te da el poder para hacer las riquezas, a fin de confirmar su pacto que juro a tus padres, como en este día.

Debemos entender que la prosperidad divina viene de Dios y no de nuestras propias habilidades, debemos reconocer que Dios es quien bendice la obra de nuestras manos y que ciertamente utiliza nuestras habilidades, pero cuando se une con su poder produce las riquezas en nuestras vidas.

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