La evolución del pensamiento promedio del dominicano en términos políticos, sociales, ideológico y cultural no ha sido positivo y estructurado para lograr el proyecto de nación, ni el crecimiento en el orden sociocultural que le permita un desarrollo sostenible, equitativo, humano, que produzca los cambios en la mentalidad y el comportamiento.
Si evaluamos el siglo XIX y el XX en términos políticos, sociales y económicos, encontramos que la sociedad y los grupos que inciden en el orden ideológico o social no han producido los cambios, ni en la mentalidad, ni en el carácter, ni en el comportamiento.
Más bien, se han repetido los mismos patrones, estilos, normas, costumbre y hábitos para reproducir lo que he llamado la patología social dominicana.
Intelectuales comprometidos y estudiosos de la evolución del pensamiento y de la identidad del dominicano como Hostos, Lugo, Ramón López, Bonó, Henríquez y Carvajal, Juan Bosch y otros tantos, establecieron las posibles causas de la conducta social del dominicano.
Para Ramón López el campesino dominicano es haragán mentiroso individualista servil, con tendencia a la doblez, impulsivo y sin ideal.
Para Henríquez y Carvajal, el pueblo es mestizo se desenvuelve sin organización y es dado a la violencia poco previsor orgulloso perezoso y pasional.
Francisco Bonó decía que el dominicano individualmente piensa bien, pero cuando se agrupa actúa mal, tiene pereza en el pensar producto de las calamidades que ha pasado, y en su comportamiento se expresa infeliz e impotente.
Para el maestro Hostos la triste Quisqueya ha sido gobernada por hombres poco superiores a su estado social, que la puedan sacar del marasmo en su visión de la fatalidad de su estado social.
Sin embargo, para Bosch el comportamiento del dominicano tenía que ver con el atraso económico, social y político que había vivido en toda su historia, sin haber producido una clase burguesa con conciencia social.
Todas esas reflexiones están expresadas desde actitudes pesimistas, hasta prejuicios, opiniones biologicistas, raciales y sociales. Pero donde descansa la patología social es en los comportamientos sociales y mentalidades conservadoras, colonialistas, despóticas y corruptas en reproducir las mismas actitudes de siglo XIX y XX: clientelismo, tranfunguismo, corrupción, falta de identidad, de ideal y de consistencia en reproducir un modelo diferente al pasado, donde el pensamiento liberal termina siendo conservador, y ambos, dependientes del Estado.
Ahora ¿cuál es el carácter del dominicano? por su comportamiento, expresa una conducta de tendencia conservadora, individualista, indiferente, enajenada, de negación a hacer lo correcto y anémica en querer obras para bien colectivamente. De forma tal que, desdice de los indicadores de una sociedad sana: aquella que favorece el bienestar, el equilibrio y la equidad de forma duradera a sus ciudadanos y lograr convertirlos en agentes de cambio para la felicidad, la razón y la dignidad, que es de donde se crean los sentimientos sanos.