La mente: poderoso recurso para prevenir la depresión y la ansiedad

La mente: poderoso recurso para prevenir la depresión y la ansiedad

Paramahansa Yogananda: “En la meditación, cuando empiece a asentarse el fango de tus pensamientos inquietos, el poder de Dios comenzará a reflejarse en las aguas claras de tu conciencia”.

Concentración y meditación. Técnicas que conducen al control mental.

La prevención, antídoto por excelencia para preservar la salud corporal, que pocos aplican, es igualmente idónea para evitar las tormentosas enfermedades mentales, más cruciales aun cuando a su tratamiento le ponen cerrojos con la débil asistencia médica estatal y su exclusión de la seguridad social.


Prevenirlas cobra mayor validez ante el aumento en el país de la ansiedad, depresión y otras alteraciones conductuales, causadas o acentuadas por la pandemia del covid-19 y problemas conexos.


Tal incremento de patologías mentales ocurre mientras gran parte de la población no tiene acceso a psicólogos, psiquiatras y neurólogos en la consulta privada, con tarifas tan elevadas que implican desajustes financieros, un nuevo factor estresante que a pacientes ha obligado a descontinuar el tratamiento.


Prevención
Independientemente de la necesidad urgente de mejorar la atención de los tratornos psíquicos, procede neutralizar o amortiguar su impacto, el cual repercute en la vida del paciente y de todo el círculo familiar.


Los resultados dependerán de que anidemos o no pensamientos perturbadores que, al no ser desterrados, obnubilan la razón, la capacidad de discernir, anulan la voluntad.

Debemos reflexionar, pensar que si la mente es capaz de alterar la salud, debe ser asimismo capaz de evitarla. Recordar que lo que pensemos tiene el poder de influenciar positiva o negativamente en nuestro comportamiento.


Decidir que no nos dejaremos dominar por desequilibrios emocionales que suelen somatizarse, provocar las denominadas patologías psicosomáticas, causadas por la mente.

Y, a seguidas, con firme determinación disponernos a lograr el control mental, el autodominio. Tomar las riendas de la mente, higienizarla, fortalecerla, utilizar su extraordinario poder para erradicar la inquietud, el desaliento, expulsar los pensamientos limitantes, destructivos.


A tal fin, debemos modificar los patrones mentales, entrenarnos en una forma de pensar que nos permita cambiar el curso de nuestras vidas.


Y, ante todo, sintonizarnos con Dios, meditar, practicar técnicas de concentración, ejercicios de relajación y energetización como los que enseña Self-Realization Fellowship (SRF), organización mundial no sectaria con sede en Los Ángeles, California, fundada por Paramahansa Yoganda, el gran líder espiritual hindú que en 1920 se estableció en los Estados Unidos, quien percibió la armonía existente entre las enseñanzas del cristianismo y del yoga.

Paramahansa Yogananda: “En la meditación, cuando empiece a asentarse el fango de tus pensamientos inquietos, el poder de Dios comenzará a reflejarse en las aguas claras de tu conciencia”.


En uno de sus libros, «Afirmaciones científicas para la curación», ofrece instrucciones sobre la prevención de enfermedades físicas, mentales y espirituales, enseña técnicas para destruir las bacterias mentales del temor, la intolerancia, la ira, y liberar el alma del poder de la ignorancia. A la vez, nos invita a conservar la ecuanimidad aun en medio de circunstancias difíciles:
“No os dejéis avasallar por emociones violentas, aun frente a los acontecimientos más adversos, erguíos imperturbables”
Los pensamientos negativos -dice- se enquistan en el subconsciente, y nos sentimos atrapados, incapaces de detenerlos, causando incertidumbre, angustia.


Se convierten en un alud que aplasta nuestra voluntad y nos sume en la inercia, sin ser capaces de utilizar los recursos disponibles.


Recursos
Dios nos ha dotado de los poderes de la voluntad, la concentración, la razón y el sentido común con el objeto de que los utilicemos en nuestros esfuerzos por liberaros de perturbaciones físicas y mentales. Poderes que debemos aplicar apelando simultáneamente a la ayuda divina, dice swami Yogananda, y agrega:
“Aplicad en vuestras vidas diarias la paz y el equilibrio que experimentáis durante la práctica de la concentración y de la meditación”.


“La mayoría de los hombres fija su atención en la curación de los problemas físicos exclusivamente, debido a que éstos son los más tangibles y obvios. Mas no se percatan de que las verdaderas causas de todas las aflicciones humanas yacen en las perturbaciones mentales tales como la ansiedad, el egoísmo, etc. y en la ceguera espiritual, que impide percibir el divino significado de la vida.

Mucho antes de que las afirmaciones se aplicaran en campos diversos como hospitales, programas de rehabilitación, entrenamiento deportivo, enseñó los profundos principios espirituales que dan a esta antigua herramienta su extraordinaria eficacia.


En la citada obra revela las leyes que permiten enfocar la fuerza del pensamiento concentrado para lograr la curación física, mental y espiritual. Ofrece instrucciones y afirmaciones orientadas a cultivar la sabiduría, a sintonizarnos con Dios. La repetición de afirmaciones debe hacerse en forma firme y continuada, a fin de que la fuerza de voluntad, la razón o la emoción, posean la intensidad suficiente como para estimular la energía vital inactiva, recanalizándola hacia las funciones normales.


Repetirlas con plena confianza y profundidad cada vez mayor para llegar al subconsciente, donde yacen ideas y patrones que automatizan nuestras actitudes y conducta.

Lograrlo requiere que nuestra mente consciente esté tranquila, en un estado de relajación, de silencio. Sólo así, nuestro foco mental puede ahondar y ponerse en contacto con esos niveles de conciencia.

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