La mentira apabulla al país

La mentira apabulla al país

El ser humano, por naturaleza en su quehacer cotidiano y sus relaciones con los demás, recurre al uso de mentiras, ya sea aparentar más importancia frente a su prójimo, ocultar conductas inapropiadas o proteger sus incapacidades.

Sin embargo, la mentira es un arma común en la principal actividad que define el futuro de las sociedades. Es cuando un sector de la misma hace un uso abusivo y alegre de la misma para alcanzar sus objetivos de control y preponderancia sobre las demás.

Es en la política en donde el uso descarado de la mentira, y sin rubores de la demagogia, se embaucan a los pueblos, y si estos son ingenuos, más daño se le hace a sus esperanzas, cuando las ilusiones de mejoría se derrumban al ver las actuaciones de quienes conquistaron a la gente para lograr el ascenso al disfrute del poder.

La mentira está presente en todas las actividades, alcanzando su mayor grado de peligrosidad para destruir a un país, convirtiéndose en un proceder normal de quienes detentan el poder. Con el engaño hacen creer que todo marcha sobre ruedas y que el país es el mejor del mundo, aun cuando la podredumbre va arropando a todos sin oportunidades de una vida digna.

La mentira se fortalece desde el mismo momento en que se inicia un proceso de promoción en la búsqueda del poder. La demagogia se hace presente en las actuaciones de los políticos. Estos, con gran desparpajo, prometen y opinan, ni siquiera eructan, enredándose en sus mismas mentiras sin poder liberarse de sus enredos, recurriendo a otras mentiras más increíbles y hasta más sórdidas.

El escenario dominicano se ha nutrido de cómo los políticos lo han ido pintando de una espesa capa de mentiras de variadas peligrosidades. Ni siquiera quienes hacen uso de las mismas consideran que la vida institucional corre peligro por la cantidad de falsedades que proclaman para apoyar sus planes de control político y disfrute incontrolable de los recursos del Estado.

Los dominicanos somos testigos en las últimas semanas de cómo se manipula el asesinato de un coronel de la policía, en que cada vez se oscurece el panorama para los deudos y la opinión pública, que como ya es normal duda de las versiones oficiales.

La cólera que cogió Hugo Chávez con los venezolanos que vinieron a la boda de Casa de Campo sirvió para evidenciar de cómo se nos han hablado mentiras en cuanto al alcance de la epidemia de cólera en el país. Así se derrumba el tinglado que la gente creía era muy correcto en cuanto al supuesto número de afectados.

Las mentiras en cuanto a lo que se pretende hacer en el sector educativo, con eso de la educación integrada, pone de manifiesto las manipulaciones que conducen a favorecer a las editoriales que editan los nuevos libros de enseñanza, sazonado ahora con el anuncio oficial de la sorpresiva intolerancia masiva a la lactosa de los niños de Cotuí.

El colmo de las mentiras, proclamadas en un escenario suizo, ha sido afirmar que no existe un éxodo masivo de haitianos hacia la parte oriental de la isla, pretendiendo hacernos creer que sufrimos alucinaciones y son fantasmas los que vemos en las calles al verlas inundadas de haitianos.

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