La metástasis de la corrupción política

La metástasis de la corrupción política

El tema de la corrupción política parece abrirse campo como eje de la campaña electoral de Hipólito Mejía. Desde antes de ser elegido candidato por su partido para los próximos comicios, a su manera, anunció su introducción. Podría ser un tema incómodo para su eventual contrincante, Danilo Medina y a la vez útil para esta sociedad, dependiendo del grado de seriedad con que se trate.

De nuevo y de mala manera, Mejía toca el tema y con él algunos de sus seguidores. En un excelente artículo publicado en este diario, Arturo Martínez Moya se refiere al costo de la corrupción en el presente gobierno en términos económico, el PRD, habla de $416,931 millones en los últimos seis años, al tiempo que lista una cantidad de 73 graves casos de corrupción en el presente gobierno, no listando algunos muy sonoros ya denunciados por diversos medios, entre otros.

El tema de la corrupción ha tomado una importancia de primer orden en la lucha política, ya que este flagelo constituye una de las más afrentosas formas de uso del control de la cosa pública para el enriquecimiento personal, para ensanchar la brecha la desigualdad y la exclusión social. Por eso, la lucha contra la corrupción y por la transparencia en el manejo de la cosa pública llevada hasta las últimas consecuencias para algunos autores constituye una nueva forma de revolución política y social, es una bandera de lucha que a veces hace usada tanto por la  derecha como por la izquierda.

En Italia, en los años 90, se llevó a efecto un movimiento la manos limpias en el manejo de la cosa pública encabezado por varios jueces,  que puso fin a la carrera política de no pocas prominentes figuras públicas de ese país. Fue una especie de revolución moral, como diría Gramsci, que, desafortunadamente, fue boicoteada por la clase política de ese país, la cual la hizo fracasar.

Danilo Medina, por lo que significa su candidatura para el sector reeleccionista de su partido tendría una gran dificultad para manejar un tema que interesa a la población y para Hipólito, sería una oportunidad para establecer una sólida alianza con un abanico de fuerzas sociales económicas y políticas dispuesta a batirse por adecentar este país clasificado como uno de los más corruptos del mundo. Con la articulación de ese abanico compensaría con creces en hecho de carecer del control formal de la estructura de su partido.

Sin embargo, el tema debe tratarse con seriedad no debe limitarlo a meras denuncias, sino  que deben instrumentarse sólidos expedientes que sostengan los casos y personas denunciadas sin limitarlo a los gobiernos del PLD, sino a todos los anteriores, tampoco a los políticos,  sino a la franja del sector privado que se ha enriquecido a la sombra de la política y de los políticos.

El tema debe trascender la persecución política sino plantearse la limpieza en los cuerpos castrenses y policiales, en la judicatura, en los concejos de regidores, en los barrilitos de los senadores y en todas esferas de la vida política, social y económica en que la corrupción ha hecho metástasis.

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