A Gloria Ceballos le entusiasma la matemática desde que era una niña y se le nota cuando habla de ella, no solo con vocación, sino, con una pasión inusitada. Ella es de esas mujeres que, por ejercer una profesión tradicionalmente de hombres, rompe con esos estereotipos de que las féminas sí pueden realizar oficios más allá de los prejuicios de un sistema patriarcal y de una injusta imposición de roles.
Las mujeres sí sirven para la matemática, física y ciencia, pero también para ocupar una posición que requiere de un vasto conocimiento meteorológico y sus patrones climáticos, en mundo cada vez más impredecible por los efectos del cambio climático.
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Su mirada se enciende como una chispa que resplandece, cuando recuerda que desde chiquita le decían la ingeniera, porque tenía habilidad para resolver problemas y encontrar patrones en todo lo que le rodeaba.
“Yo siempre tuve bien claro que sería ingeniera civil, por mi vehemencia por la matemática”, confiesa Ceballos, la primera mujer en dirigir el Instituto Dominicano de Meteorología (Indomet) y en ser la que más tiempo ha estado al frente de esa entidad, desde su fundación en 1915.
Inició a trabajar en el entonces Servicio Meteorológico Nacional, que en 1984 pasó a ser por decreto la Oficina Nacional de Meteorología, como auxiliar de archivista, en 1978, con tan solo 20 años de edad. “Mi familia siempre fue muy humilde y para poder costear mi carrera universitaria combiné mis estudios universitarios con el trabajo en meteorología”.
Sus primeros retos
En 1979, cuando doña Gloria realizaba un curso de meteorología, entró al país el destructivo huracán David, de categoría 5, y justo ese fenómeno climático fue que marcó su pasión por la meteorología. “El profesor de meteorología tropical nos dijo: ‘denle seguimiento a esa perturbación que se formó cerca de las Islas de Cabo Verde y ese será el trabajo final de la materia meteorología tropical’. Teníamos que estar atentos a unas imágenes que salían por un teletipo que eran húmedas y cuando se secaba se veía el globo terráqueo y se monitoreaba la perturbación que salía cada 12 horas, esa información le llegaba a la población por Radio Mil en sus noticieros. Recuerdo que al mediodía, yo llegué a pasar el informe leyéndolo por teléfono y así me tocó vivir el huracán David, ese 31 de agosto”.
Desafíos en 20 años de función
La ingeniera Ceballos se siente satisfecha de poder lograr la credibilidad de la población en la institución, como un servicio meteorológico confiable, con un lenguaje más llano, porque antes era muy técnico y la gente no se empoderaba de los términos que utilizaban.
25 de octubre 2007, una fecha que no puede olvidar la directora del Indomet, por el paso de la tormenta Noel por el país. “Llovía a cántaro, pero a pesar de los pronósticos, la gente solo estaba atento del Clásico Mundial de Béisbol. La Onamet siguió los protocolos y se mantuvo informando a la ciudadanía, pero muchos ignoraron sus pronósticos. A pesar de que el centro de Noel no pasó por el país, la cantidad de lluvias que dejó provocó que 73 personas perdieran la vida y 43 desaparecieran”, expresó.
Esta situación generó una crisis en esta entidad, lo que ocasionó que la señora Ceballos se transformara en su propia relacionadora pública, visitando los principales medios de comunicación para ofrecer sus declaraciones ante lo sucedido. “Este evento me marcó tanto, que me llevó a un análisis de fortalezas y debilidades, porque lo sufrí y lloré a tal punto de angustiarme. Llegué a tener hasta un período de ansiedad, que me afectó emocionalmente, porque cuando ocurren esos fenómenos uno quisiera pararlo y tener como una muralla para que no penetren”, narra con un soplo de tristeza.
Su legado:
“No puedo defraudar a la población, a mis hijos y nietos, por eso en cada paso que doy siempre le pido al Señor que me de fortaleza y sabiduría para seguir por el camino más correcto y poder dejar un legado de pasión y entrega”.