La mezcla de verdades y ficción en las novelas de hoy

<p>La mezcla de verdades y ficción en las novelas de hoy</p>

POR ÁNGELA PEÑA
Crítica a los autores que tratan temas históricos y apelan demasiado a su propia imaginación

Aquí se están escribiendo novelas basadas en hechos históricos y se está alterando de tal manera el verdadero acontecer nacional que no se va a saber qué es la verdad y qué es la mentira.

El historiador Euclides Gutiérrez Félix expresa esa preocupación mientras hace reparos a argumentos empleados en la más reciente obra de Miguel Holguín-Veras, “Asalto y Muerte, Reto al régimen de Trujillo”. Al mismo tiempo, el reputado miembro de la Academia Dominicana de la Historia, aclara afirmaciones vertidas por el cantante e investigador histórico Fernando Casado quien al narrar la participación de uno de los atracadores a The Royal Bank of Canada en 1954 declaró que escuchó decir a Trujillo por radio que “iba a dar un ejemplo” con los implicados.

“Eso es un sueño de Fernando Casado. Trujillo nunca habló, la única vez que lo hizo fue al final de su vida cuando dijo que volarían los sesos como mariposas, cuando estaba enterado de los preparativos de la expedición del 14 de Junio. Ahí es que sale el merengue “Recogiendo limosna”. Es la única vez que Trujillo habló en público, en 31 años. Si Trujillo dio esa declaración está en los periódicos o alguien de la gente de mi generación, igual que la de Fernando, la escuchó. Ese no era el estilo de Trujillo”.

Gutiérrez Félix se encontraba de paso por Santiago el día que fueron asesinados los delincuentes a los que se aplicó la Ley de Fuga. Vio los cadáveres esparcidos en el play de béisbol, no en el campo de tiro, como se consigna en la novela de Holguín. Precisa, además, las razones por las que Fausto Caamaño, Petán Trujillo y Ludovino Fernández no podían estar detrás del histórico atraco, teoría que, según el autor de “Asalto y Muerte”, se comentó en la llamada “Era de Trujillo”.

Novelas históricas

A juicio de Euclides Gutiérrez Félix, “toda esa fantasía” contenida en las denominadas novelas históricas “está desinformando, comenzando por esa infamia, ese irrespeto, que es “La muerte del chivo”, de Mario Vargas Llosa. Hace 15 años esa modalidad no se conocía, quien da pie a eso es esa novela de Vargas Llosa”, afirma.

Se le señala que hay autores dominicanos anteriores al peruano que ya habían acudido a ese recurso y el educador cita al laureado intelectual Andrés L. Mateo, Premio Nacional de Literatura, al que atribuye haber escrito “cosas increíbles”.

-¿Cómo novela?, se le cuestiona. “No, yo no sé, pero las ha escrito, cuando le respondí con cuatro trabajos en El Nacional, las cosas que dijo de mí no tienen madre, y el 90 por ciento de lo que él dice en esos libros que escribe, todo es mentira, todo es producto de su imaginación”.

Piensa que calificar de novela un hecho histórico y ponerle nombres, fechas, situaciones reales “es una expresión de la imaginación de la pequeña burguesía dominicana…”.

-…Dicen algunos que para evadir responsabilidades-, se le observa y contesta: “Pero lógico que sí, y además, evadir responsabilidades y tener una excusa frente a los familiares de esas personas que ellos citan”.

Confiesa que las novelas basadas en hechos históricos que más le han impresionado en los últimos años son “Boves el urogallo” y “En la casa del pez que escupe el agua”, de Francisco Herrera Luque. “Pero él lo dice, que son novelas fabuladas, y que él cita hechos históricos de la naturaleza de Boves y de Juan Vicente Gómez. Esas novelas son dos éxitos, en términos universales”.

En la charla surgen las novelas históricas “Los dinosaurios de la Era de Trujillo”, de Diógenes Valdez; “El olor del olvido”, de Freddy Aguasvivas; “Juro que sabré vengarme”, también de Miguel Holguín-Veras; entre otras. “Hay otras novelas dominicanas basadas en hechos históricos, como “Rufinito” y “Alma Dominicana”, pero no usan los nombres reales de los actores. “Boves el urogallo”, y “En la casa del pez que escupe el agua” son ya clásicos de la novela americana que han tenido docenas de ediciones, bueno, vamos a ver si las novelas de los dominicanos, a los que yo respeto, tienen la resonancia en términos internacionales en la lengua española”.

Pregunta Euclides Gutiérrez: “¿Sabes cuántos millones de personas en el mundo hablan y leen español? Ya son más de 400, es un mercado extraordinario, ese es el mercado de Gabriel García Márquez, de Mario Vargas Llosa y de todos esos novelistas, vamos a ver si las novelas de los dominicanos basadas en hechos históricos tienen la acogida en el mercado español que las de Isabel Allende, García Márquez y el mismo Vargas Llosa, esa novela de “Pantaleón y las visitadoras” es un clásico”, expresa.

Pero aclara que no tiene simpatías por Vargas Llosa ni por Jorge Luis Borges, por razones políticas. “Borges es una expresión de la maldad infinita, y Juan Bosch decía, citando a Bolívar: “No importa el talento si está al servicio del mal”. La fiesta del Chivo, “del apátrida Vargas Llosa es una falta de respeto al pueblo dominicano, a las mujeres dominicanas, a los que le sirvieron a Trujillo, a los que combatieron a Trujillo y al personaje histórico. Todo eso le sirve de caldo de cultivo a una pequeña burguesía atrevida que se inventa personajes”, reiteró.

Considera que la más reciente novela de Holguín-Veras, “podrá tener algún mérito literario, pero históricamente no, está totalmente desvinculada de la realidad de los hechos, como no aportan nada las novelas sobre las hermanas Mirabal, todo eso es fantasía”, dice.

Mucho menos aporta, añade el catedrático universitario, “La fiesta del chivo. Dicen los que saben que ni siquiera es buena en el orden literario porque ya él iba perdiendo sus facultades. Además, vino aquí como un pirata, llegó, investigó una cosita y se fue con un paquete de chismes. Trujillo nunca vivió con mujeres menores de edad, la mujer más joven que Trujillo tuvo se la regalaron las figuras más notables de Santiago, está viva todavía y sigue siendo una mujer hermosa”.

De “Juro que sabré vengarme”, basada en el rapto por un militar de una muchacha de Montecristi llamada Ozema Petit, clarifica: “No hay rapto, es la fuga de Ozema Petit, a la fuerza, con su novio Ernesto Pérez. Fue una fuga frustrada, el compromiso era la fuga, no fue un rapto, porque ellos tenían amores. Ella terminó casándose con un militar en los Estados Unidos”.

Sobre “Asalto y muerte”

“Hay que tener un desconocimiento absoluto, total, de la naturaleza del andamiaje del poder de Trujillo en los 31 años que gobernó este país y decir que Petán Trujillo aspiraba a ser Presidente de la República. A ningún familiar de Trujillo se le ocurrió ni le pasó por la mente mientras Trujillo vivió, ser Presidente de este país”, significa Euclides Gutiérrez en aclaración a uno de los argumentos de “Asalto y Muerte”, de Holguín.

Manifestó que José Arismendy Trujillo (Petán), hermano del dictador, “era pura y simplemente un delincuente” y reveló que de esa numerosa familia sólo el hijo mayor, Virgilio, tuvo categoría política pues fue diputado en 1924. Pero después que Rafael Trujillo subió al poder, expresó, lo obligó a irse del país en los años 40 y no volvió jamás.

Con relación a Fausto Caamaño y Ludovino Fernández, de quienes Holguín consigna se sospechaba que tuvieron que ver con el asalto dirigido por Eudes Maldonado, aunque luego fueron descartados, exclamó Gutiérrez: “Hablar de que había la posibilidad de que estos dos personajes estuvieran implicados en una empresa de esa naturaleza es desconocer totalmente la realidad histórica de nuestro país. Fausto Caamaño fue uno de los brazos represivos de Trujillo, de los más agresivos, firmes, silenciosos, como eran los hombres que se ocupaban de esas actividades asesinas, no criminales, asesinas, porque eran crímenes organizados mentalmente por el mismo Trujillo. No había aquí un militar, a excepción de uno o dos casos, ni Fausto Caamaño, ni Federico Fiallo, ni mucho menos Ludovino Fernández, que se atreviera a participar en un hecho de esa naturaleza, como el que narra la novela de Holguín”.

Acude al testimonio de Fernando Casado respecto a “Cristobita” y comenta: “Si esa gente de tal jerarquía y con ese poder hubiera tenido una participación, los atracadores hubiesen andado con armas”.

Relata la experiencia que vivió al ver los cadáveres y asevera que “la naturaleza de la sociedad dominicana no permitía que un crimen como ese quedara impune, ni que no fuera descubierto en cuestión de horas”. Coincide con el autor de “Asalto y muerte” al opinar que “realmente, fue un desafío a la seguridad y al control del régimen de Trujillo”.

El escritor vio los cadáveres de los asaltantes cuando apenas contaba 18 años de edad y narra que al llegar a Montecristi y describirle al padre el escenario, éste sonrió y reaccionó: “¡Qué locura, desafiando a Trujillo! ¿Tú sabes quién es el oficial comandante que está en Santiago? Ludovino Fernández”. Refiere Gutiérrez que le preguntó si Fernández había asesinado a los reos y el padre, también militar, contestó: “No, imposible, nadie puede hacer eso. ¿Matar ocho o nueve personas y exhibirlas? Eso fue una orden expresa de Trujillo. Y no hables de eso”.

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