La migración haitiana, evolución y repercusiones internas

<STRONG>La migración haitiana, evolución y repercusiones internas</STRONG>

En este momento que un nuevo conflicto en la frontera con inmigrantes ha estallado, vale la pena resumir el cuadro general existente de la presencia haitiana en territorio dominicano y sus repercusiones.

Este tema es tratado por el autor del presente artículo en su obra “Historia Política Dominicana Contemporánea”, (1965-2012) libro que será puesto en circulación el próximo 29 de enero. En dicho texto resumimos el problema de la manera siguiente: “Con el correr de los años, lentamente, la migración haitiana se ha ido consolidando, causando cada vez más, mayores problemas culturales, económicos y políticos. Desde el derrumbamiento de la dictadura de los Duvalier en 1986, la migración se fue masificando, alcanzando niveles que desbordaban los tradicionales ghettos de las plantaciones azucareras  de la época de Trujillo y de los veinte años posteriores a la muerte del dictador. Datos ofrecidos por el historiador Frank Moya Pons  sitúan en 27,000 haitianos viviendo en República Dominicana en 1983, 380,000 en el 2004 y un millón en el 2011. (Ver: “La Cuestión Haitiana” Diario Libre, 14-5-2011. página 5). 

Esta migración se comenzó a masificar en el primer gobierno de Leonel Fernández (1996-2000). Más tarde, en la administración  de Hipólito Mejía continuó  imperturbable. Lo mismo ocurrió en el segundo gobierno de Fernández. La característica principal de esta oleada de inmigrantes es su ilegalidad.  Millares  traspasan las fronteras instalándose en los campos y principales ciudades del país. Con el apoyo tácito de empresarios  trabajan en la agricultura,  zonas arroceras, ganaderas y cafetaleras. En las ciudades,  se establecen como obreros de la construcción, chiriperos  y guardianes de viviendas. Las repercusiones políticas de esta situación son evidentes. Entre 2004 y 2008, el problema de la presencia haitiana se agravó. Y la misma,  es hoy una fuente de problemas con el gobierno haitiano  y a nivel internacional con la llamada diáspora  y sus lobbies, particularmente en los Estados Unidos, Canadá y Europa.  A pesar de existir una Ley de Migración y un Reglamento que regula la aplicación de la Ley, sus normativas no acaban de aplicarse. Asimismo, una Comisión Mixta dominico-haitiana establecida desde 1996 por Balaguer y René Preval  para vehicular planes de desarrollo entre ambos países    no se consolida. (Ver Justo Duarte, ob. cit. págs. 578-579). O sea, ningún gobierno ha encarado con seriedad este problema.

El conflicto actual en la frontera, pues, se veía venir. Otros conflictos pueden estallar en cualquier momento. Años de pasividad y de ausencia de regulación, entre otros factores, explican esta crisis. Y este polvorín latente puede estallar provocando  una explosión de imprevisibles consecuencias inter-estatales.

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