La migraña como entidad médica es muy frecuente, principalmente en las damas y más los fines de semana. Esta cefalea casi siempre de un lado del cráneo, se acompaña generalmente de síntomas visuales, gástricos y motores. En su último número del 26 de marzo de este año, en la prestigiosa revista médica Radiology, se publica un trabajo de investigación sobre las alteraciones que en el cerebro produce la migraña, valorados con la Resonancia Magnética.

Esta Investigación, liderada por dos neurocientistas, uno del Instituto Científico de Milán y el otro del hospital Montefiore de Nueva York, plantea una serie de  interesantes encuentros en el cerebro de los migrañosos. En su trabajo de exploración consideran los autores que de manera no absoluta probablemente se deba la migraña  a una lesión orgánica, pues se encontraron elementos de cambios en el cerebro de los pacientes que padecen  la jaqueca.

Uno de los puntos importantes fue que demostraron que en los migrañosos había un menor espesor cortical, es decir una disminución de la corteza cerebral principalmente en las áreas superficiales que tienen que ver con el manejo del dolor.

Pero lo que deseo resaltar del artículo comentado, es que señala el Dr. Massimo Filipi, el investigador  italiano, -que es la primera vez- que se realizaba esa medición cerebral con medios radiológicos en la migraña. Amablemente tengo que contradecir a ambos colegas, pues hay un error histórico en esta publicación, su investigación sí tiene un antecedente científico. En el 1983, en la revista norteamericana American Journal of Radiology –AJNR-, durante mis años de entrenamiento neurológico en Inglaterra,   nosotros como Fellow Investigador del Instituto de Neurología Inglés, publicamos una de las investigaciones que realizamos en el instituto junto a los profesores George du Boulay y Cliford Rose, con el título de: CT Changes Associated with Migrane – AJNR 4:472- 473, May/June 1983-, la que  en verdad sí fue la primera publicación científica a nivel mundial sobre medición estructural y cortical cerebral, procurando valorar las secuelas producidas en los cerebros de los pacientes por las crisis migrañosas  con un instrumento radiológico.

Entonces, junto al Dr. Rose, quien era el Presidente de la Asociación Mundial de Neurología, manejamos la parte clínica y el Profesor du Boulay lo radiológico. Con nuestra investigación usamos la tomografía de cráneo. En ese entonces la resonancia magnética no era todavía de uso común en medicina.  La exploración inglesa demostró  que la atrofia cortical fue más frecuente en los hombres que padecían la enfermedad, que en las mujeres migrañosas, otra diferencia con la comentada publicación. No encontramos relación alguna con la severidad de los síntomas y la frecuencia de las crisis. Los antimigrañosos de entonces eran muy ricos en ergotamina.

Imaginémonos escribir la historia de la aviación sin mencionar a los hermanos Wright, hoy que los aviones son supersónicos e invisibles al radar. Es en agradecimiento a mis distinguidos profesores, que ya escribimos –clarificando- a los editores de la revista Radiology, donde publicaron esta actualizada investigación, pero no bien documentada, porque penosamente desconoce que la investigación inglesa fue la primera publicación hecha en ese campo de la medicina neurológica y en la que nos tocó el gran honor de participar como coautor. La correcta idoneidad científica debe investigar y valorar  siempre la verdadera historia cronológica.