Por: Dr. Carlos Cano, médico internista
¿Quién no ha sufrido un dolor de cabeza? Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), casi la mitad de los adultos entre 18 y 65 años ha tenido, al menos, un dolor de cabeza en el último año y más de un 30% ha padecido, específicamente, de migraña.
Este tipo de cefalea representa la sexta causa de años perdidos por discapacidad a nivel global.1Sí, así como lo lee, esta enfermedad puede llegar a ser discapacitante cuando el dolor y los síntomas asociados se vuelven demasiado intensos y afectan todas las áreas de la vida de una persona.
Por lo general, el dolor que experimentan quienes padecen migraña es intenso y punzante, ya sea en uno o ambos lados de la cabeza, e inclusive, cada persona puede vivirlo de forma diferente obligándola, en ocasiones,a faltar a su centro de estudios, al trabajo o a perderse de actividades sociales, hasta que se encuentre mejor.Dicho dolor puede durar algunas horas o días; también, ciertos individuos pueden tener migrañas una o dos veces por semana y otros, de forma más esporádica (una o dos veces por año).
Pero esta enfermedad no solo implica dolor de cabeza, también puede venir acompañada de un aura, que contempla desde una sensación de confusión hasta hormigueo en el rostro o manos, visión con luces que destellan o puntos oscuros, sentido del olfato, gusto o tacto distorsionados; así como de náuseas y vómitos.
Estos síntomas afectan el diario vivir de quienes sufren de migraña; sin embargo, pueden ser incomprendidos por quienes nola padecen. La carga de la enfermedad trae consigo no solo la afectación personal, sino también costos económicos para la sociedad, relacionados con horas de trabajo perdidas y la falta de productividad; además de la aparición de otras enfermedades como depresión y ansiedad en el paciente. Imagínese que cada año se pierden alrededor de 157 millones de días de trabajo a causa de este padecimiento. 2
Barreras que le impiden ser mejor comprendida y recibir unaadecuada atención
Las migrañas afectan a personas de todas las edades y mayoritariamente a mujeres;3sin embargo, a pesar de su alta incidencia, ha sido una enfermedad de poco interés tanto en la región como a nivel mundial. Una de las barreras principales es el desconocimiento que existe entre el mismo personal de salud, por lo que el diagnóstico y tratamiento se dan solo enuna minoría de estos pacientes.
En esta misma línea, quienes padecen de migraña a menudo tienen dificultades para comunicar la gravedad de sus síntomas y, como resultado, suelen sentir que no son valorados correctamente por su equipo médico ni que reciben el tratamiento necesario.
Otro de los retos es el poco reconocimiento que existe en relación con la carga que impone este tipo de dolor de cabeza en la sociedad y, por ende, la limitación en presupuesto para su atención. De acuerdo con el estudio CALM, realizado en Centroamérica y el Caribe, un 52% de los pacientes participantes señaló que la migraña ha impactado su vida profesional,4lo que puede repercutir en la disminución del rendimiento laboral o alterar la capacidad de concentración de la persona, así como incrementar el riesgo de accidentes laborales y de conflictos con compañeros o jefes, al no comprender el tipo de dolor que experimenta la persona.
Algo que impacta aún más su incomprensión, es la falta de información que tiene la sociedad en general sobre esta enfermedad. Muchos piensan que las migrañas no son graves porque se presentan por episodios o quienes las padecen, desconocen que existen tratamientos eficaces para su atención.
Lo cierto es que la migraña es una enfermedad poco comprendida y subestimada. ¿Cómo revertimos esto? La tarea no es sencilla; sin embargo, podemos comenzar desde ya ejecutando alianzas con otros actores del sector para concientizar a la población acerca del impacto de este padecimiento en la vida diaria y de laimportanciaque tiene una atención médica adecuada, con profesionales bien capacitados, para que su diagnóstico sea exacto y la persona reciba tanto los medicamentos como terapias necesarias.
Además, que las entidades de salud de los países y las empresas tomen en consideración los grandes ahorros que podrían lograr en término de costos indirectos, como reducir días de trabajo perdidos, si se le da una mayor importancia al impacto de esta enfermedad y se asignan recursos para un acceso oportuno a su tratamiento.
Debemos continuar velando por las necesidades de las personas que viven con migraña, brindándoles tratamientos convenientes, así como opciones preventivas para alivianar la carga de la migraña a nivel personal, laboral, familiar y social, permitiéndoles controlar mejor sus síntomas y tener una vida más plena.