La mina de oro de los mercados emergentes

<p>La mina de oro de los mercados emergentes</p>

Reporta Joanna Chung
La decisión de Argentina de cesar los pagos de su deuda soberana en 2001, el mayor “default” estatal de la historia, fue un desastre para muchos inversionistas. Pero para un número reducido, como T. Rowe Price, se ha convertido en una mina de oro.

La deuda por US$100 millardos fue finalmente reestructurada en una operación polémica en 2005. Argentina ofreció certificados de garantía a los tenedores de bonos que significaban que ellos podrían beneficiarse si sus resultados económicos superaban ciertas marcas.

Esas garantías estaban entre los activos de mejores resultados en los mercados emergentes en 2006, y casi triplicaron su valor en algo más de 13 meses.

Pocos inversionistas están dispuestos a revelar cuánto se han beneficiado con el negocio, pero fuentes del mercado estiman que, en agregados, las ganancias del último año ascienden a US$2.0 millardos – US$2.5 millardos. Algunos estimados sitúan la cifra aún más arriba.

En el mundo de la inversión en mercados emergentes hay pocas cosas potencialmente más rentables que los países que han tocado fondo.

Mike Conelius, vicepresidente de T.Rowe Price, que ha disfrutado un aumento de 186% en el precio de las garantías argentinas, dice : “Comprar cosas en sentido contrario, al final, da resultado”.

“Por un periodo de tiempo puede frustrar, y no pasa nada, pero al final este tipo de negocios ha demostrado estar entre las inversiones más lucrativas”.

Por ejemplo, las deudas que tienen los llamados países truhanes -incluyendo Cuba, Corea del Norte y Sudán- se pueden comprar a precio de remate.

Si estos regímenes de línea dura salieran del congelador político antes de lo esperado, los precios de sus deudas subirían con fuerza ante la esperanza de alguna reestructuración o algún tipo de trueque de deuda por acciones. En el caso de Argentina, los inversionistas tuvieron que tomar una decisión sobre si aceptarían una reestructuración altamente controvertida que les resultaba desfavorable a ellos.

“Primero, tenía que taparse la nariz y lanzarse a la reestructuración”, dice  Conelius. “Hubo que olvidarse de la historia reciente, y del `default´, y mirar al valor futuro que vendría de limpiar la economía”.

Cerca de una cuarta parte de los poseedores de la deuda incumplida, no. Los que lo hicieron, sin embargo, recibieron los certificados de garantía que estaban vinculados a la nueva deuda.

Las garantías vinculadas al producto interno bruto están concebidas para pagar más, si el crecimiento de la economía argentina supera las proyecciones del gobierno.

Entonces, algunos inversionistas pensaron que las garantías  tenían muy poco valor, y eran pesimistas sobre las perspectivas del país. Sin embargo, la economía cobró fuerza, ayudada por una subida en las exportaciones y altos precios para sus exportaciones agrícolas y mineras, estimuladas por la fuerte demanda de China y una moneda competitiva. La demanda ha subido para las garantías. Al final de noviembre de 2005, cuando los certificados se volvieron comerciables, se compraron y vendieron a US$4.80. A finales de 2006, cambiaban de manos a US$13.75. Los retornos sorprenden más todavía cuando se comparan con los bonos de mercados emergentes en conjunto, que retornaron 10.5% en 2006, de acuerdo con el índice EMBI+ de JP Morgan.

 “Se produjo una enorme apreciación”, dice Emil Babayev, administrador de portafolio en JP Morgan Asset Management, que añadió a sus posesiones de papeles argentinos durante el año.

Otros rincones del mundo cuentan historias con finales felices similares. Bosnia es una de estas. El país ofreció los llamados “Bosnia B warrants”, además de los bonos Bosnia A, como parte de su reestructuración de deuda soberana en 1997. Los bonos se han comportado bien, pero los certificados de garantía, destinados a ser convertidos en bonos en fecha futura si el  crecimiento económico del país cumplía ciertas metas, han disfrutado de un ascenso estelar.

Andrew Chappel, director asociado de Exotix, un corredor de Londres, dice: “La idea era que Bosnia solo podría permitirse un cierto nivel de pago de la deuda al momento de reestructurarla, pero el PIB creció más rápido de lo esperado, y pudieron permitirse más en el futuro”.

A tono con perspectivas de crecimiento más optimistas, el precio de los certificados subió de 2% de valor nominal en 2001, hasta 69% de valor nominal hoy en día.

Vietnam es otra historia con final feliz. A mediados de los 90, Hanoi había restablecido sus relaciones diplomáticas con Estados Unidos y llegó a un acuerdo preliminar con los acreedores privados del Club de Londres.

Durante ese periodo, una inversión de cuatro centavos de dólar subió hasta más de 100 centavos. Vietnam también está dando retornos espectaculares a los inversionistas que compraron temprano las acciones corrientes del país. Han subido 144% en el año a la fecha, y cuatro veces y media en los últimos tres años.

“Si esa no es la definición de un buen negocio, no sé cuál podría ser”, dice Richard Segal, jefe de estrategia de Argonaftis Capital Management. “Y corrientemente, a los inversionistas no les gusta ir tras un mercado que ya ha subido mucho pero, en este caso, habría valido la pena”.

Sin embargo, todavía hay ejemplos de que ese tipo de apuesta puede no conducir a nada, como ocurre con Liberia y Nicaragua. Los tenedores de deuda de Corea del Norte todavía están por ver algún tipo de ganancia tangible. En 1997, gran parte de la deuda norcoreana fue titularizada.

Desde entonces, el precio ha estado tan bajo como siete centavos por dólar, y tan alto como 60 centavos, pero recientemente estaba cambiando de manos entre 22.5-23.5 centavos, de acuerdo con un comerciante. La inversión ha parecido buena, en el papel, en ocasiones pero, ¿llegará el pago grande alguna vez?

VERSION IVAN PEREZ CARRION

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