Unos 2,2 millones de personas engrosaron las filas del paro en 2005, sumando la friolera de 191,8 millones. Los jóvenes de 15 a 24 años, pese a que representan un cuarto de la población en edad de trabajar, son los más afectados por la penuria de trabajo.

Y es que «el modelo actual de mundialización sigue teniendo un impacto social desigual, ya que algunos experimentan una mejoría en sus niveles de vida, mientras otros son dejados atrás», reconoció Somavía. El planeta sólo creó unos 10 millones de empleos por cada punto de crecimiento económico, explicó a la prensa Jeff Johnson, un experto de la OIT.

«Un crecimiento débil en 2006 tendrá un impacto negativo en el crecimiento del empleo», advirtió.

Con 1,3 millones de parados más, América Latina y el Caribe fue la región donde más aumento hubo en 2005. El desempleo afecta al 7,7% de la población activa.

Le siguieron Europa Central y Oriental -con excepción de la UE- y las ex repúblicas soviéticas, donde el número de parados se eleva al 9,7%. En las economías desarrolladas y en la Unión Europea, las tasas de desempleo disminuyeron del 7,1% en 2004 a 6,7% en 2005.

En el este asiático, la tasa permanece invariable en 3,8%, la más baja del mundo, mientras que en lo alto de la clasificación se encuentra Oriente Medio y el norte de Africa con un desempleo del 13,2% seguidas por el Africa subsahariana con el 9,7%.

En 2005, el 52,2% de las mujeres adultas tenía empleo, comparado con el 51,7% diez años atrás, representando casi el 40% de la fuerza de trabajo en el mundo.