NUEVA YORK. Chantelle Winnie ingresa al mundo de la moda como una tormenta. Esta joven modelo canadiense ha inspirado a marcas como la española Desigual con las formas que el vitiligo ha formado en su piel. Winnie, quien adora un desayuno inglés con salchichas, tocino y huevos que le hace su madre en Toronto, es la chica de la diversidad en un mundo puesto en la picota por la brutal uniformidad.
Diagnosticada con vitiligo a los cuatro años, el mismo desorden de piel que padeció Michael Jackson, esta esbelta morena superó años de bromas y rechazo para lograr su sueño: convertirse en una modelo internacional.
Sacada de las sombras al aparecer en el programa de telerealidad «America’s Next Top Model» y electa el año pasado como el rostro de la marca española Desigual, Winnie ama cada minuto de su torbellino: una vida «increíble». Describe a Desigual como una familia. «Fue realmente orgánico, tu sabes.
Ellos me conocieron, se enamoraron de mí y dijeron: sí, nos quedamos contigo, ahora eres nuestra», cuenta en entrevista con la AFP en un hotel de Nueva York. Desigual, caracterizada por sus diseños llamativos y colores brillantes, encaja con su personalidad y las formas en su piel. A sus 20 años, ya ha cumplido varios de sus sueños, pero los más grandes están pendientes: salir en la portada de la revista de moda estadounidense «Vogue» a cuya editora jefe Anna Wintour no conoce.
Todavía. Risueña y propensa a las carcajadas, esta joven proyecta un exterior delicado, que oculta su voluntad de hierro. Ahora sin complejos por su aspecto, llegó a convertirse en vocera de los diagnosticados de vitiligo, una despigmentación de la piel que deja manchas blancas y que afecta a dos millones de estadounidenses. «Podría autodenominarme como la vocera de la felicidad», asegura. Pero no ha sido un camino fácil a la pasarela de Desigual durante el Fashion Week de Nueva York, celebrado esta semana.
Hija de una madre soltera. Criada por una madre soltera estilista, vivió gran parte de su infancia lejos de su padre, a quien hoy visita regularmente. «Vivimos por nuestra cuenta durante mucho tiempo y esos son mis años más felices, yo y mi madre», dice la joven. Ella sufrió las bromas crueles de sus compañeros en la escuela y como adolescente, el rechazo de cada agencia de modelaje en Toronto a la que acudió. Entonces creó cuentas en los medios sociales, donde fue descubierta por la ex modelo Tyra Banks, presentadora del show de telerealidad «America’s Next Top Model».
Winnie salió del programa en 2013, pero Banks es claramente una gran inspiración para esta joven al punto que se han vuelto cercanas. «Tú ya eras una estrella. Sólo te di una base para garantizar que la gente lo reconociera. Sigue haciéndome sentir orgullosa», dice esta modelo, leyendo un mensaje de celular que le envió Banks. «Eso realmente me llegó», cuenta.
– Una industria que cambia. El mundo de la moda ha sido culpado por múltiples pecados: desórdenes alimenticios, culto a la delgadez, una imagen de perfección que las mujeres en general nunca logran y el hecho de tener que ser muy blanca. Pero hoy ya se puede ver a una modelo con síndrome de Down participando en el Fashion Week de Nueva York, modelos de proporciones más grandes son cada más comunes en las revistas, y escenarios como este neoyorquino han tomado decisiones contra las duras condiciones laborales para los niños modelos.
«Incluso los ‘top models’ de hoy tienen mucha personalidad y siento que eso es lo que busca la gente, tú sabes, algo con lo que puedan identificarse, una persona real», dice Winnie. «Entonces siento que la industria se está abriendo mucho más, ampliando su mirada». Ella no se detiene en las cosas malas del pasado y aconseja a las jóvenes niñas a centrarse «en la opinión de sí mismas y no en la opinión que otros tienen de ustedes».