Manolo Ozuna lanzó el reto y por un minuto pensé que estaba mal del caco, pero luego reflexioné y choqué de frente con una pared que arriba dice realidad. Pidió cinco referentes sociopolíticos en República Dominicana que sean ejemplo de moral y buena conducta; todavía estoy contando y no alcanzo la meta. Es cierto, me quedo corto con los números, y no porque se me haya olvidado contar con los dedos. ¿Es que no hay un núcleo social referente de pulcritud? Yo no «sabo».
La semana pasada conversamos sobre jóvenes que sobresalen en el extranjero por sus buenas obras y en el patio pasan desapercibidos. A algunos se les brinda cierto respaldo porque el brillo es tanto que ignorarlo sería molestar con J, pero desde los estamentos oficiales, sociales y empresariales el contrato llega para la figura que se hace popular por quebrar la moralidad, en su mayoría. Sí, hay quienes hacen las cosas bien y se vuelven populares, sin embargo, son muy pocos y tardan años en ignorar la parte derecha del menú en el restaurante.
Analicemos los casos…
Hace una semana el Lápiz Consciente compartió su reciente pieza filarmónica “Muéveme ese culo”. Las críticas de algunos sectores no se hicieron esperar y pidieron su cabeza en la hoguera. Avelino –nombre de pila del rapero- levantó la mano en su defensa y sus argumentos son válidos; cuando hizo “Fuerza de mujer” con Vicente García necesitó una semana para alcanzar las reproducciones que su nueva canción logró en un día. ¿Justifica? Quizás no, pero quienes le contratan le piden el dembow, como las mujeres que afirma se le acercan.
Lo propio sucedió con Shelow Shaq: cuando limpió relativamente sus letras fue marca de empresas nacionales y recibió el aplauso de los que pasan de 40 años. Sin embargo, en el barrio no conectaba con la masa porque ellos no se identificaban con esa línea. Entonces el tipo grabó “Tu maldita madre” y, aunque salió de la pantalla, se llenó los bolsillos en los party y por Youtube. Desde entonces cada nuevo tema supera al anterior en morbo, pero las reproducciones no cesan y eso se traduce en recursos y popularidad.
Todavía me resistía a creer que eso era así, hasta hoy. Escuché a la controversial Aliany García –aquella de las malas palabras al 2 x 1- decir que ella inició con canciones sin morbo y casi se muere de hambre. Producto de su indignación grabó plebería con ritmo y no sabe cómo manejar tantos seguidores. Ella lo confesó sin tapujos: “Aquí lo que vende es el morbo, las discotecas se llenan si cantas música basura. Soy consciente de que lo que hago no sirve, pero si no lo hago ustedes no me hubiesen llamado para entrevistarme”, dijo la joven en la radio.
¿Es solo con los dembowseros o raperos? No baby, mira el ejemplo de Tito Swing que grabó un tema de Camilo Sesto y ni en su casa lo escuchaban. Sin embargo, cuando volvió al relajo con “Scooby Doo Pa Pa” debe buscar un asistente para su asistente porque no da para tantas entrevistas, fiestas y eventos privados. Pasa lo propio con Silvio Mora y Tulile, por citar dos casos.
En los medios también se da esta vaina, sino miren el caso de Amelia Alcántara que hasta hace una semana era una comunicadora más en el circo nacional y hoy, después de confesar que era chapiadora y que estaba con hombres casados, sus seguidores en las redes sociales se dispararon, además de que ya hasta la contratan para presentar artistas y animar eventos. Aliany afirma que ser inteligente o expresarte bien no sirve para nada, la que prende es la mamota de muchas curvas que se mueva jevi y que tenga Cero Estrés de Extremo a Extremo.
Todavía recuerdo la entrevista que le hiciera Daniel Sarcos a La Japonesa en uno de los programas más vistos los fines de semana. ¿Quién es ella? Una de las mujeres más vulgares de las redes sociales, pero tenía miles de seguidores y eso, ahora, es fundamental para ser invitado a la televisión. Bulin 47 es un ejemplo, lo mismo que Palito de Coco y Wellington Kiu.
Si el morbo es lo que vende, ¿por qué hay programas que trascienden sin eso? Tiene mucho que ver con quienes dirigen y producen. Los ya establecidos se deben a que sus figuras arrastran una popularidad del siglo pasado, y si tiene menos de 10 años, se rodean de jóvenes talentosos que hacen buen trabajo conectados con las redes. Milagros Germán y Jochy Santos, solo por citar dos casos.
Ahora bien, si hacemos el análisis sin subir a la clase media los patrones de moralidad quedan cortos. Entre los pobres el líder no es el que impone sus ideales altruistas y suma adeptos por convicción, el jefe o caudillo es el que más feria –efectivo- tiene, el que mejor pinta –ropa- usa, el que prende velitas –bebidas caras- y anda en un maquinón –carro de lujo-. Piensa en los peloteros que cuando llegan a su bloque hacen justamente esto porque así es como conectan con sus seguidores, el único Mozart que pueden oir es el de La Para.
Hablemos de grupos entonces. Cuando hice mi primera comunión la iglesia era referente de pulcritud indiscutible, hoy ni los sacerdotes creen en la homilía. Antes un policía llegaba al punto de droga y los malos huían, ahora corren a ofrecerle mercancía o peaje. Si eras dirigente cívico te buscaban para apadrinar los torneos barriales, en estos tiempos eso lo hace el capo, el artista urbano o la figura que en ese momento garantice que se reviente el salón.
¿Y los partidos políticos? Ahí es donde menos encontramos referentes de ética porque la basura se multiplica. La Junta Central Electoral tuvo que frenarles los fondos a varios porque tienen más de un año que no presentan los informes financieros, entre ellos al PLD de Juan Bosch, al Frente Amplio de Fidel Santana y Alianza por la Democracia de Max Puig. A eso súmele los constantes escándalos que incluyen a presidentes, secretarios y funcionarios de esas organizaciones (Odebrecht, Tucanos, Punta Catalina, OISOE, OMSA, CEA), sin mencionar el Congreso Nacional, la Justicia, los ministerios, las direcciones y apéndices. No hay uno que esté limpio, no que yo conozca.
Por lo que vemos es más inteligente amarrar un compendio de malas palabras y capitalizar la fama que llega con los likes. Ya no tengo que preocuparme por la Comisión de Espectáculos Públicos porque su presidente no es underground y tardan meses en prohibir los temas que hace rato sacaron sus beneficios. ¿Y si me vuelvo dembowsero? No está nada mal la idea, aunque me gusta dormir en las noches. Mejor seré un Cristian cualquiera y me limpiaré la boca con dólares de a 100, eso sí sería sacarse la Lotería con apoyo Nacional.