La muerte a «picadillo» – Gustavo Guerrero

La muerte a «picadillo» – Gustavo Guerrero

El mismo método que utilizaron los haitianos para matar a Dessalines, lo emplearon para asesinar a muchos líderes de esa nación, sorpresa y descuartizamiento a filo de machete.

Entre otros muchos casos recordamos la muerte del líder de la Internacional Socialista Lois Eugene Athis, quien vivió mucho tiempo en nuestro país y regresó a su patria para luchar por su libertad. Fue sorprendido y asesinado a machetazos limpios. Su cuerpo fue prácticamente convertido en picadillo, de tal suerte que aún sus familiares no pudieron identificarlo. Piadosamente sus restos fueron recogidos en una urna y llevados al cementerio.

Cuando Haití se debatía en terribles pugnas, después de lograr su independencia con la eliminación del colono blanco francés; cuando la lucha por el poder se ventilaba entre negros y mulatos; cuando Dessalines mantenía la unificación del estado con puño de hierro eliminador de la más leve protesta contra su régimen; los mulatos y los inconformes del Sur decidieron la eliminación del déspota.

Se recurrió a la astucia para lograr su muerte y detener el caos que su política desacertada estaba sembrando en los habitantes de Haití.

Se aglutinaron los «hougans», a quienes Dessalines les había declarado la guerra a muerte. Estos sacerdotes del vudú -los juou-gans- tenían y tienen una vasta influencia sobre los habitantes del vecino estado. También, los militares mulatos inconformes con el tratamiento que les daba el Emperador -porque los sueños de libertad se habían esfumado después de la independencia- se unificaron. Al proclamarse Dessalines, Emperador en 1805, un año apenas después de la independencia en 1804, le pidieron que creara la nobleza creyendo que compartirían el gobierno con él. La brusca respuesta del tirano no se dejó esperar para sembrar la desilusión y el enojo: «Moiseul je suis noble» (El único noble soy yo) Es decir, quien manda soy yo y ustedes no cuentan. Desde ese momento comenzaron las conspiraciones contra el Emperador.

Dessalines contaba con el apoyo de un grupo de generales que eran todos negros puros todos esclavos y la generalidad analfabetos. Entre estos estaban Chistopher, Changtiet y Baisrond-Tonneré. Este último había dicho con el desenfado más extraordinario -para espanto de los que se sentían oprimidos- que «para redactar el acto de la independencia, hemos utilizado la piel de un blanco como pergamino, su cráneo como tintero, su sangre como tinta y una bayoneta por pluma».

En este proceso de formación auténticamente haitiano, se reveló una característica muy peculiar, que también se reveló más luego en algunos dictadores latinoamericanos: el desenfreno sexual. Ulises Heureaux y Trujillo en nuestro país; en Venezuela Cipriano Castro (El Cabito). Esa característica tuvo su máximo exponente en Dessalines, El Emperador contaba con innumerables queridas en diversos sitios de Puerto Príncipe, así como en todo el territorio haitiano bajo su dominio. Para eliminarlo se le tendió una emboscada aprovechando su inclinación morbosa.

Prevalido de su inmenso poder se daba el lujo de visitar a sus queridas en coche, sin escolta. En las afueras de Puerto Príncipe vivía una de sus preferidas. Los conspiradores lo vieron una tarde de 1806., cuando cruzó el Puente Rojo rumbo a la casa de su amante. Lo esperaron. Después de desahogada su pasión, el Emperador regresaba a la ciudad. Al cruzar nuevamente el puente, fue interceptado por un numeroso grupo de hombres armados. Se trabó la lucha. Dessalines se defendió como un león. Pero sus atacantes pudieron ¡al fin! darle muerte.

Tendido en el pavimento, sin vida, lo machetearon haciéndolo picadillo para estar completamente seguros de su eliminación física. al producirse este trágico suceso una loca de nombre Defilée, para mostrar su odio al Emperador, por éste haberle asesinado a su hijo, tomó su órgano genital y dando gritos los masticó con desesperación.

Esta versión nos la dio el doctor Máximo Coiscou en una cátedra histórica cuando la universidad estatal estaba situada en la calle Isabel la Católica donde está hoy la Casa Arzobispal. Difieren de la de Jean Chrisostome Dorsainvil, en su manual de Historia de Haití, donde relata que Défilée guardó en un saco los restos ensangrentados del Emperador y los transportó al cementerio.

Es así que desde tiempos remotos, a una gran parte de los políticos que se eliminan en Haití, los convierten en «picadillo» con la furia supersticiosa que mueve filosos machetes.

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