La muerte acecha en los vehículos

La muerte acecha en los vehículos

Este diario dio cuenta esta semana de unas estadísticas verdaderamente macabras: en los últimos 14 años, concretamente de 2005 a 2018, 24 mil 537 personas han encontrado la muerte en calles y carreteras debido a accidentes de tránsito. Un promedio de mil 753 personas por año. Los heridos se cuentan por cientos de miles, muchos de los cuales han quedado con lesiones permanentes. Los miles de accidentes de tránsito que ocurren en el país, con esta secuela de muertos y heridos, es un hecho que debe conmovernos y más de ahí, movernos a la acción. Salir de nuestras casas en vehículos, propios o rentados; salir de las ciudades de viaje a otros lugares del país, en fin, cualquier acto que implique abordar un vehículo de motor, constituye en la República Dominicana un acto de alto riesgo que nos puede dejar lesionados o nos puede hacer perder la vida.
Por muchos años el asunto ha sido tratado, pero hasta el momento nada sustantivo se ha logrado para que el tránsito en vehículos deje de ser una causa importante de muerte. El fenómeno es complejo porque, como todo en la vida, un día lo vimos pequeño y lo dejamos crecer hasta convertirse en un gran problema, en una gran fuente de caos, en un gran peligro público, en una gran vergüenza a los ojos del extranjero. Porque hablamos mucho y hacemos poco, porque gastamos el tiempo dando explicaciones mientras este u otro problema se transforma en una complejidad. Ahora la esperanza está puesta en la Dirección General de Seguridad de Tránsito y Transporte Terrestre (DIGESETT), una entidad que todavía está en pañales, pero que nació con la intención de reunir en su seno todos los organismos gubernamentales relacionados con el transporte terrestre. Se buscaba eliminar los organismos-islas y romper con la dispersión y con los esfuerzos individuales. Todos deseamos que este experimento funcione, que no se burocratice, que sus directivos sean accesibles y prácticos y que solo trabajen en él quienes sepan de tránsito y quienes sean necesarios.
Veamos un ejemplo de la complejidad del fenómeno: en las últimas semanas DIGESETT ha estado verificando una variable que aparecía en las estadísticas: muchos accidentes se deben al consumo de alcohol mientras se maneja. En una prueba se encontró que el 46% de los conductores evaluados tenía alcohol en su organismo, y otra prueba arrojó un 32%. ¡Una barbaridad!

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