Ventura trasciende en la música con talento, dedicación, versatilidad
Tarde o temprano, la muerte es lo único que nos garantiza la vida. Todos estamos conscientes de esa triste realidad. No obstante, desde tiempo inmemorables el hombre, en su afán de eternidad, se ha inventado todos los cuentos, incluyendo la vida eterna, para rehuir la cruda verdad de que al fallecer físicamente se acaba todo, menos lo que hayamos sembrado en la mente y el corazón de quienes nos sobreviven.
La eternidad existe para quienes han sobresalido en la historia en base a un accionar de entrega, sacrificios y trabajo que han conllevado grandes aportes a las ciencias, las bellas artes, la política, el deporte, la filosofía y otras fuentes del saber humano que hacen de sus trabajos aportes de imperecedero valor para la humanidad. Esos son los verdaderos inmortales porque trascienden en el tiempo y el espacio.
A manera de ejemplo, entre los inmortales nuestros, podemos citar al recién fallecido músico y compositor Johnny Ventura quien trascendió mundialmente en el arte musical con un talento, dedicación, versatilidad y capacidad de trabajo que lo sitúan en los más altos peldaños de la música popular.
Todas esas virtudes unidas a su don de gente, humildad y honradez lo llevaron a convertirse en un ícono en el corazón del pueblo dominicano.
Claro que no todos tenemos el talento para sobresalir a nivel nacional o internacional, pero sí tenemos la oportunidad de conducirnos con seriedad, vocación de servicio, amor y respeto al prójimo y a nuestras familias de manera que seamos ejemplos en nuestros círculos sociales y familiares, hasta llegar a conseguir el respeto de quienes habrán de recordarnos más allá de nuestra existencia.