La muerte de Mandela, un duelo personal para Obama

La muerte de Mandela, un duelo personal para Obama

WASHINGTON. AFP. La muerte de Nelson Mandela representa un duelo personal para el presidente estadounidense, Barack Obama, para quien el viejo combatiente contra el apartheid era una de las grandes referencias morales.

En una decisión rara por una muerte que no concierne directamente a Estados Unidos, Obama ordenó poner las banderas a media asta en todos los edificios públicos durante cuatro días en homenaje a «Madiba».

Tres figuras dominan el panteón de Barack Obama, primer presidente negro de Estados Unidos: Abraham Lincoln, Martin Luther King y Nelson Mandela. Al rendirle homenaje a este último desde la Casa Blanca, algunos minutos después del anuncio de la muerte, un emocionado Obama lo vinculó a sus otros dos héroes.

«Ya no nos pertenece, pertenece a la eternidad», afirmó Obama, retomando una frase pronunciada tras el asesinato del presidente Lincoln, bautizado «el liberador» de los esclavos, en 1865.

También llamó a expresar «nuestra gratitud por la vida de Nelson Mandela, un hombre que tomó la historia en sus manos, y desvió la trayectoria del universo moral hacia la justicia», una cita de un discurso de Martin Luther King, figura central de la lucha contra por la igualdad racial en Estados Unidos.

Contrariamente a la precedente generación de políticos negros estadounidenses, como Jesse Jackson, compañero de ruta de King, Obama es demasiado joven como para haber conocido la lucha contra la segregación en su país: ni siquiera había cumplido los tres años cuando el presidente Lyndon Johnson promulgó la histórica ley sobre los derechos civiles en 1964.

El despertar de su conciencia política a finales de los años 1970, como recordó el jueves de noche, Obama se la debe en cambio a Mandela, quien fue detenido por el régimen racista blanco. «Formo parte de los millones de personas que se inspiraron en la vida de Nelson Mandela», contó.

«Lo primero que hice en materia política fue (ir a) una manifestación contra el apartheid. Estudié sus palabras y sus escritos», agregó.

Un solo encuentro entre Obama y Mandela, en 2005. «El día que salió de la cárcel me dio una idea de lo que los seres humanos pueden hacer cuando están guiados por sus esperanzas y no por sus temores. Y como tanta gente en el mundo, no me puedo imaginar plenamente mi vida sin el ejemplo de Nelson Mandela», aseguró el presidente norteamericano.

Este credo contrasta con la política oficial de Estados Unidos a fines de la Guerra Fría, cuando Washington acordaba con Pretoria en calificar a Nelson Mandela de «terrorista».

Cuando el régimen racista se aliaba con Washington frente a la influencia soviética, el presidente republicano Ronald Reagan vetó la sanciones contra Sudáfrica propuestas por el senador Ted Kennedy. Pero el Congreso ignoró al presidente y aprobó una reducción de la ayuda económica a Pretoria en 1986.

«Durante el tiempo que me toque vivir, haré todo lo posible por aprender» de Mandela, prometió este jueves Obama, quien a pesar de la admiración que le profesaba, y de haber sido, como él, el primer presidente negro de su país, sólo se reunió una vez con el mandatario sudafricano. Ese breve encuentro se produjo en un hotel de Washington en 2005.

Obama acababa de ser electo senador por Illinois (norte). Cuando fue de visita oficial a Sudáfrica a fines de junio en el marco de su primera gran gira presidencial por el continente africano, Obama tuvo que renunciar a ver a «Madiba», ya muy enfermo.

Acompañado de su mujer, Michelle, y de sus dos hijas adolescentes, visitó en cambio la celda de Robben Island, frente a Ciudad del Cabo, donde Mandela estuvo confinado durante 18 años. También habló por teléfono con la familia cercana del presidente sudafricano y llamó a las generaciones jóvenes a tomarlo como ejemplo.

Los luchadores antiapartheid les dicen que «vuestra voz es importante (…) que vuestras opciones pueden hacer la diferencia», aseguró.

Y sobre el libro dorado de Robben Island, Obama escribió: «en nombre de nuestra familia, llenos de humildad estamos aquí, donde hombres con este coraje enfrentaron la injusticia y se negaron a doblegarse». Ahora Obama y Michelle irán a rendirle un último homenaje a Mandela en Sudáfrica la semana entrante, según anunció la Casa Blanca.

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