París – Francia anunció este jueves la muerte del presunto cerebro de los atentados de París, el yihadista belga-marroquí Abdelhamid Abaaoud, pero la preocupación seguía casi intacta al conocerse que había conseguido entrar de incógnito en Europa.
El cuerpo «acribillado» de Abaaoud fue «formalmente identificado» entre los muertos de la operación del miércoles en Saint Denis, un suburbio al norte de París, anunció la fiscalía. Este miembro activo del grupo Estado Islámico (EI), que reivindicó los atentados, nació hace 28 años en el barrio Molenbeek de Bruselas, un vivero de yihadistas.
Era conocido como Abu Omar al Baljiki (‘el belga’), se creía que estaba en Siria y sobre él pesaba una orden de detención internacional.
Las autoridades francesas se preguntan cómo es posible que haya podido regresar sin ser detectado por ningún servicio de inteligencia europeo. Francia «no recibió comunicación alguna procedente de países europeos por donde pudo transitar» el yihadista, hasta que después de los atentados un Estado «no europeo» le informó de su paso por Grecia, afirmó el gobierno.
El primer ministro francés Manuel Valls aseguró que algunos de los atacantes «aprovecharon la crisis de los refugiados (…) para introducirse» en Francia. En este sentido, advirtió que la supervivencia de la zona Schengen de libre circulación de personas podrá quedar en entredicho «si Europa no asume sus responsabilidades» en el control de sus fronteras.
Los ministros de Interior de la UE mantendrán una reunión extraordinaria el viernes en Bruselas, en la que se pedirá la extensión a los europeos de los controles sistemáticos en las fronteras exteriores del bloque.
Las autoridades quieren impedir que se repita el caso de Abaaoud, al que le atribuyen también cuatro de los seis atentados frustrados en Francia desde la pasada primavera. Una vez identificado Abaaoud, los investigadores se centran en los restos de la otra persona muerta en el apartamento.
Creen que es una de sus primas, una joven de 26 años que se habría radicalizado hace seis meses y el miércoles detonó su chaleco de explosivos. En la operación de Saint Denis se detuvo a ocho personas, entre las que no figura otro sospechoso clave, Salah Abdeslam.
Se cree que logró huir después de haber participado en un comando que ametralló terrazas de bares y restaurantes. En la investigación también participa Bélgica. Nueve personas fueron detenidas este jueves en la región de Bruselas.
‘Armas químicas o bacteriológicas’ .Por la mañana, Valls advirtió del «riesgo» de un atentado con «armas químicas o bacteriológicas» en su discurso ante la Asamblea Nacional, que aprobó el proyecto de ley sobre la prolongación del estado de emergencia tres meses, hasta el 25 de febrero. El Senado lo votará el viernes.
«No hay que excluir nada. Lo digo por supuesto con todas las precauciones que se imponen, pero lo sabemos y lo tenemos en mente. Puede haber riesgo de armas químicas o bacteriológicas», dijo.
El gobierno francés autorizó el sábado a la Farmacia de las Fuerzas Armadas la distribución de un antídoto contra las armas bacteriológicas a los servicios de urgencia civiles en todo el territorio. Entre las medidas gubernamentales adicionales figura la creación de un centro juvenil de desradicalización, destinado principalmente a los «arrepentidos» para ponerlos a prueba.
Los yihadistas de regreso de Siria o de Irak no tendrán cabida en él. «Su lugar está en la cárcel», aseguró Valls. Francia quiere además acelerar la adopción del Registro de Nombres de Pasajeros (PNR, por sus siglas en inglés), un fichero que permite controlar las entradas y salidas en avión de los viajeros en el territorio europeo, considerado indispensable para combatir la amenaza yihadista.
La policía anunció por su parte que los agentes podrán ir armados fuera de las horas de servicio, de forma voluntaria e informando a su jerarquía.
El gobierno francés prevé que las medidas de seguridad anunciadas después de los atentados que causaron 129 muertos costarán 600 millones de euros (640 millones de dólares).
‘Dios llora’ .En el frente exterior, Francia propuso al Consejo de Seguridad de la ONU una resolución para tomar «todas las medidas necesarias» contra el EI.
Entre tanto sigue bombardeando al grupo en Siria, al igual que Rusia, golpeada por un atentado yihadista contra un avión ruso en el Sinaí egipcio. Turquía llamó, por su parte, a un frente unido de los países musulmanes contra el EI.
«El mundo entero está en guerra y Dios llora», afirmó el papa Francisco. «¡Ruinas, quedan miles de niños sin educación, tantas muertes de inocentes! Y tanto dinero en los bolsillos de los traficantes de armas», deploró. «¡Malditos!».
En París las autoridades prolongaron la prohibición de manifestarse hasta el domingo y en Lyon (este) se suspendió el Festival de las Luces de diciembre. Otro clásico, la llegada del vino Beaujolais Nouveau se recibió con solemnidad en los bares parisinos, pero con muchos menos clientes que de costumbre.
«No hay que ceder», clamó María sentada en una terraza. En los lugares de las matanzas, continúan los altares de flores y velas, en los que los franceses dejan ejemplares de la novela «París era una fiesta» de Ernest Hemingway. Una recopilación de memorias alegres de su estancia en París en los años 1920 convertida en un símbolo de la defensa de la «joie de vivre».