La mujer en la Biblia

La mujer en la Biblia

El proyecto original, según el libro de Génesis, define a la mujer y al hombre como seres creados “a imagen y semejanza de Dios” (Gen.1.27), sin hacer ninguna diferencia, e incluso a ambos se les asigna la tarea de gobernar el planeta (Gen.1.28), aunque se haga una clara diferencia de roles entre el “varón” y la “varona” (Gen.2.23).
En la Biblia el patriarcado surge como consecuencia de la caída (Gen.3.16), y es entonces cuando aparece el hombre como jefe y la mujer de subalterna. Esto no impide que hubiera mujeres con el papel de sabias (II Sam.20.16-22; Jue.5.29), profetizas (Éx.15.20; Miq.6.4; II R.22.8,10,14-20), e incluso Débora llegó a ocupar la primera posición en la nación (Jue.4.4-5).
La buena noticia es que Jesucristo restaura el proyecto original, y elimina la poligamia y el derecho masculino al divorcio (Mt.19.8); instruye a las mujeres igual que a los hombres (Jn.4.7-26), e incluso forma un equipo de mujeres paralelo al equipo apostólico (Lc.8.1-3), algo insólito para aquellos días.
Pablo celebra el cambio de paradigma: “Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús” (Ga.3.28); sugiere tomar decisiones por “mutuo consentimiento” (I Co.7.5), y reconoce a ambosla tarea de gobernar la casa (I Tim.3.5 vs. 5.14), pero, mantiene la diferencia de roles, usando la metáfora del hombre como “cabeza” y la mujer como “cuerpo” (Ef.5.21-33). Es claro que las mujeres en la iglesia, a diferencia de la cultura predominante, cantaban, oraban, y compartían palabras de edificación, exhortación y consolación (Hch.2.16-18; 21.8-9; I Co.11.5; 14.3).
Esta nueva posición de la mujer dio lugar a dos problemas comprensibles: mujeres interrumpiendo las reuniones con su cuchicheo (I Co.14.33a-35), y mujeres con un estilo impositivo, y que desnaturalizaba el rol femenino (I Tim.2.11-12). Estos pasajes dan lugar a las posiciones restrictivas, especialmente en el catolicismo, pero también en el protestantismo.
A pesar de esto, la reforma radical casi siempre reivindicó la participación de la mujer, y hubo mujeres predicadoras varios siglos antes de que tuvieran derecho al voto. Esa es la razón por la que en 1848 unas trescientas mujeres, casi todas protestantesy reunidas en una iglesia metodista, lanzaron la “Declaración de Seneca Falls”, dando inicio al movimiento feminista (Dunker, “Raíces Bíblicas del Feminismo”, 2018).
Jesús reivindica la mujer, y eso explica la diferencia notoria de la situación femenina en los países regidos por el Islam, o por el budismo. Celebremos, pues, el dia de la mujer, pero celebremos también el papel de la Biblia en su reivindicación.

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