La mujer latinoamericana busca su lugar en la Literatura

La mujer latinoamericana busca su lugar en la Literatura

En la Feria Internacional del Libro de Guadalajara se presenta “Escenarios y provocaciones. Mujeres cuentistas de Panamá y México 1980-2014”, texto que convoca un intenso diálogo entre las antólogas Carolina Fonseca (venezolana) y Mónica Lavín (mexicana) con respecto a las claves de esta narrativa.
México y Panamá son países unidos por varias pasiones. El amor hacia la literatura es uno de esos espacios de convergencia donde se miran con renovada frecuencia.
Ejemplos sobran. El más evidente es que cada año, a propósito de la entrega del Premio Centroamericano de Literatura Rogelio Sinán, creado por la Universidad Tecnológica de Panamá, la Embajada de México en Panamá se encarga de aportar uno de los jurados del prestigioso galardón.
En 2013 la invitada fue la escritora mexicana Mónica Lavín, profesora e investigadora de la Universidad Autónoma de la ciudad de México.
La causalidad sentó a la misma mesa a Lavín y Carolina Fonseca, (abogada y escritora cofundadora de la editorial Foro/taller Sagitario Editores), junto con el escritor panameño Enrique Jaramillo Levi (quien vivió más de quince años en México).
De la reunión nació “Escenarios y provocaciones. Mujeres cuentistas de Panamá y México 1980-2014”, con primera edición en el año 2014 a cargo de Foro/taller Sagitario Editores, con prólogo de Jaramillo Levi.
Una segunda edición, en su versión mexicana, se publica en 2015, bajo los auspicios de la Dirección de Literatura de la UNAM / Dirección General de Publicaciones y Fomento Editorial, UNAM. En esta edición sólo la portada es distinta.
Este texto tiene su presentación formal en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (México).
Mujeres en dos tiempos. Quince mexicanas y quince panameñas conforman este texto que convoca un diálogo mayor: el del tema de la escritura con mano de mujer. Tres criterios se impusieron: que fueran escritoras vivas, con libros de cuentos publicados a partir de 1980, y que no fueran ni textos breves ni infantiles.
Fonseca realizó varios descubrimientos en su año de lectura dedicado a mujeres panameñas: “Hay una variedad de temas, de estilos, de intereses, que no necesariamente responden a una sensibilidad particular de la mujer en todos los casos, ni a los estilos que podríamos relacionar con generaciones o edades. Lo que me dice que cada vez menos la escritura admite encasillamientos… La ilusión que ha creado la cultura que nos sacude nos hace olvidar que la vida está ocurriendo también y sobre todo (si de proporciones hablamos) en otras geografías que transcurren en tiempos distintos”.
Mónica Lavín, en “Reunión convocada”, texto antesala a la selección de las quince autores mexicanas, señala que “en el Centro Mexicano de Escritores de los años cincuenta se formaron autoras como Rosario Castellanos, Guadalupe Dueñas, Amparo Dávila, Elena Garro, Elena Poniatowska y Beatriz Espejo. Fue necesaria esa tierra fecunda en atrevimientos prosísticos, de la mano de la voz y voto que la mujer mexicana empezó a ejercer en 1953, para abonar el campo fértil donde la escritura de mujeres no es la excepción”.
A efectos de su selección, destaca que “sus quince” comenzaron su incursión literaria a través del cuento. “Algunas del cuento y la poesía” y a cada una le pidió un texto que considerara pertinente en los que se habla en tono mayor de las mujeres de cualquier rincón del mundo, dispuestas a convertir la palabra en otredad.
Escritura sin sexo. ¿Escritura de mujeres, con mano de mujer o simplemente escritura? Mónica Lavín contesta: Virginia Woolf decía de Jane Austen que escribía inconsciente de su sexo… concuerdo con esa idea, escribes olvidada de ti misma.
Al servicio de la historia. La experiencia de ser mujer tiñe nuestra relación con el mundo y no sé hasta qué punto se pueda medir esto en los textos. Prefiero pensar que la escritura es indistinta del sexo, aunque a mí me gusta leer mujeres particularmente, porque sé que la vida cotidiana y nuestro rol en el mundo nos hermana.
Carolina Fonseca. Simplemente escritura. No hay tal cosa como una categoría aparte, aunque puedas asumir la perspectiva de género para abordar su lectura o su estudio. Ahora bien, uno escribe desde quien es, ser mujer, al igual que ser hombre, es un elemento más entre otros muchos que definen cómo miras el mundo a la hora de escribir.
¿Las mujeres llegaron tarde a la literatura o siempre estuvieron allí, quizás ignoradas por una historia escrita por hombres?
CF: Ambas cosas. Las mujeres han escrito desde la antigüedad pero, al ser parte de una cultura definida y valorada por hombres, lo han hecho al margen. No había interés en darle voz a la mujer. Se le restringía al rol de hija, esposa y madre anulando o limitando su acceso a la educación. Aún hoy, en mayor o menor grado la mujer escribe y publica y es leída desde cierta desventaja. En ese sentido decimos que llega tarde. En todo caso siento que los cambios no van a venir desde una mayor igualdad.

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