La mujer: un ser maravilloso

La mujer: un ser maravilloso

POR MERY ARIAS
Nos sentimos seres maravillosos porque tenemos la oportunidad de demostrar que somos capaces de transformar la sociedad por medio de la práctica de entrega a los demás, mediante el compromiso de identificarnos con los pobres. Nos hemos dado cuenta de que la mujer no debe callar o ser simplemente una espectadora.

En la Biblia tenemos ejemplos concretos de mujeres valientes como Rut, Débora, Esther, Ana, Abigaíl, Joldá, María. Y muchas más, todas mujeres abnegadas que siguieron un ideal, denunciando injusticias y buscando la libertad.

En nuestras iglesias la lucha continua, estamos conscientes de que sí podemos transformar esta sociedad, porque así lo ha querido Jesucristo que fue el primero en romper con los tabúes de su época y tratar a la mujer como persona. Haciendo que lo sigamos como oyentes, discípulas y testigos de la fe al servicio del Evangelio (Lc. 8, 1 y Mv. 14, 40).

A pesar de la situación de la mujer hoy día, de oprimida, marginada, explotada por la prostitución, utilizada como objeto y violada, vemos una luz que nos invita y empuja a luchar, que permite que nos demos cuenta de que nosotras las mujeres tenemos un papel muy importante que desempeñar en esta sociedad; luz que se hace cada día más fuente y que es la luz de las iglesias. Luz que nos hemos dado cuenta que son las iglesias que representan el anuncio de Reino de los pobres, que constituyen la verdadera iglesia, aquella por la cual Jesús luchó hasta dar su vida, la que se compromete con el que sufre, la que denuncia y anuncia actuando para que la presencia del Reino de Dios se haga concreta en esta tierra.

Por eso nosotras las mujeres Episcopales Dominicanas luchamos en concreto cuando trabajamos en las micro-empresas que tenemos en los barrios, en las escuelas de capacitación, cuando sentimos la gran satisfacción de realizar el XLIV encuentro de mujeres Episcopales Dominicanas para discutir y promover su pastoral liberadora, cuando todo el año tenemos la gran alegría de llevar amor y alimentos a los diferentes centros, por ejemplo al Hospital Padre Billini, al Asilo de ancianos, a las cárceles…

Entonces, con esta práctica pasamos a desempeñar un papel activo en el proceso social de reivindicación de las clases explotadas, por eso nuestra reflexión teológica es a partir de las necesidades concretas que se viven cotidianamente en este proceso de transformación que sufre nuestro pueblo, razón por la cual tomamos una postura clara y definida fundamental en nuestro trabajo.

También son estos los motivos por los cuales la Iglesia Episcopal Dominicana ha mantenido la trayectoria seguida desde el principio por un grupo de mujeres que alzan la voz para denunciar la opresión y anunciar el Evangelio de la libertad, la justicia y el perdón.

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