La mula vieja todavía patea

La mula vieja todavía patea

HAMLET HERMANN
Creo que fue Juan Bosch quien bautizó a Franklin Almeyda con el sobrenombre de “Mula Vieja”. Uno se imagina que el apodo correspondía con el temperamento de un hombre tozudo, trabajador y obstinado. Y no estaba lejos de la verdad el viejo líder del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) porque cuando al actual Secretario de Estado de Interior y Policía se le mete algo entre ceja y ceja nunca lo deja.

Este recuerdo me asaltó cuando por una de esas casualidades de la vida el aparato generador de idioteces de la casa estaba encendido una de estas mañanas y me topé con la imagen de Franklin Almeyda. El Ministro aseguró que cuatro de cada cinco agentes policiales, oficiales y alistados incluidos, no cumplen con la misión por la cual el Estado dominicano les paga un salario, les otorga una o más armas de fuego y les concede credibilidad legal. Dijo que de 32 mil miembros que tiene la Policía Nacional, sólo 7 mil se desempeñan como agentes policiales. Los otros 25 mil trabajan en restaurantes, supermercados, farmacias, industrias y todo tipo de empresas que quieran tener un personal de seguridad al que las leyes de la República les conceden el privilegio de la fe pública ante cualquier tribunal de justicia. Y eso no se consigue de gratis. Cada empresario que recibe un agente policial para sus servicios particulares tiene que pagar a los jefes policiales un gran peaje. Negocio redondo porque la seguridad de su empresa les sale a precio módico y los que mandan en la Policía se enriquecen desmesuradamente. No en balde cada uno de los que ha pasado por algún mando de esos cuenta con lujosas residencias y vehículos, así como villas donde sólo los multimillonarios pueden mantenerse.

Franklin no se detuvo ante la denuncia de tan espeluznante dato. Y si la televisora le hubiera concedido más tiempo estoy seguro que La Mula Vieja habría dicho lo que todos sabemos: que los oficiales policiales usan en su propio beneficio los automóviles robados a los civiles, que se enriquecen desmesuradamente en base al tráfico de influencias y a la malversación de fondos, que en la institución hay equipos de asesinos por encargo que cobijan el crimen detrás de los intercambios de disparos, así como muchas otras perversidades que han sido escritas y publicadas muchas veces mientras la justicia nunca los ha condenado. Evidentemente, los espíritus del general Belisario Peguero Guerrero y del generalísimo Rafael Trujillo todavía rondan exitosamente por el palacio de la Policía Nacional.

Todos debíamos alegrarnos de que el presidente Leonel Fernández tenga en su gabinete a unos cuantos funcionarios con valor personal y sentido del servicio público. Ojalá hubiera muchos mas en el equipo gobernante. Y el Presidente tiene que cuidar este tipo de funcionario irreducible como a la niña de sus ojos. Porque las agresiones que vendrán ahora contra La Mula Vieja por cumplir con lo que la constitución y las leyes establecen, no van a ser pocas. Si alguien duda que los mal hacedores de este país no estarán dispuestos a ceder sus ilegales privilegios porque un Quijote decida enfrentar el delito, asomémonos a lo que ocurre con otros funcionarios a quienes se les ha antojado cumplir con su deber.

¿O es que alguien duda que la campaña de agresiones contra el Director de Aduanas, Miguel Cocco y los funcionarios que lo rodean tenga que ver con los gigantescos contrabandos descubiertos y puestos en manos de la justicia?

¿O es casual que al Secretario de Obras Públicas, Freddy Pérez, le estén pisando los callos constantemente para ponerlo en malas con el Presidente y con la opinión pública de manera que a esa cartera vaya algún faraón que sea más negociante y menos ingeniero?

¿O podríamos ignorar que al Procurador General de la República, Francisco Domínguez Brito, le están tendiendo un cerco de aniquilamiento por el hecho de que insiste en que la ley se les aplique a los banqueros responsables por el fraude financiero más grande de nuestra historia?

Se me ocurre advertir a los poderosos empresarios de este país y a los funcionarios gubernamentales que les hacen coro que La Mula Vieja no es fácil. A Franklin lo hicieron saltar durante el primer gobierno de Leonel Fernández por no haber aprobado satisfactoriamente las asignaturas de sumisión y genuflexiones. Si el equipo gobernante pidiera opiniones les diría que buscaran más funcionarios de este tipo para que puedan anotar goles de eficiencia y de honestidad. Para que puedan pasar por el gobierno haciendo algo distinto a lo que siempre han hecho los reformistas y los perredeístas.

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