La mutilación del territorio

La mutilación del territorio

El gobierno perredeísta, como si se trataran sus integrantes de seres humanos de otros lugares, se ha empeñado, en sus 44 meses en el poder, el de ejecutar por todos los medios la enajenación de cada parte del territorio nacional, haciendo las más increíbles sesiones o concediendo facilidades para que seamos depositarios de un lodo cloacal, que en Puerto Rico nadie lo quiere, o liberando sospechosamente porciones de los parques nacionales.

Hacer un inventario de todos los negocios, que por la forma de como se realizan o se aprueban, dan la sensación que van más allá de un simple contrato o de un oficio de autorización, ya que nadie se explica esa alegría y esas burdas justificaciones para ofrecerlas a la opinión pública como que aquí no está pasando nada.

Incluso una de las más graves, que ha permanecido en un limbo, es la forma graciosa, que a nombre de ser padre de familia o de haber trabajado por muchos años en los ingenios estatales, se está desmembrando por completo las vastas extensiones de tierra que poseía el Central Río Haina al norte de Villa Mella, en donde, para ocultar lo que ya han realizado con funcionarios civiles y militares, o políticos del partido de gobierno, que se han agenciado grandes extensiones de terreno, han repartido unos cuantos cientos de tareas entre los extrabajadores.

Tan solo la acción ilegal de cercenar las áreas de los parques nacionales o repartir tanta tierra, que bien hubiese servido para desarrollar proyectos agrícolas como ya en antaño se había realizado con las siembras de palma africana, piña o naranjas, revela cual es la mentalidad electorera de una administración que se agarra al poder como una sanguijuela, dispuesta a chuparse todos los recursos nacionales para dejar tan solo un cascarón de país a las generaciones presentes y futuras.

Ya se sabe de como se han otorgado concesiones para llevar a cabo la construcción de ciertas carreteras, y se ha visto el fracaso de casi todas ellas, con excepción de la carretera de San Pedro de Macorís a La Romana, pero con la de San Cristóbal a Baní fue un tremendo fiasco en que solo los beneficios fueron las facilidades de traer equipos exonerados y que ahora fue necesario otorgarla de grado a grado. Con la de Samaná, cuando la gente se acuerda de ella, aparecen informes de que se está trabajando y muestran el movimiento de algunos equipos pesados movilizando materiales de la corteza terrestre.

El escándalo del rockash de Puerto Rico revela de como se autorizan acciones de manera alegre e irreflexiva, sin medir las consecuencias, debido a que quienes patrocinan esas aprobaciones por lo general tienen un buen respaldo político y enllaves a niveles palaciegos. La excusa de que ese material se utilizaría para relleno de estacionamientos de los muelles de Manzanillo o de Arroyo Barril no resiste ningún análisis ya que en el país hay mejores minas de material para rellenos que reúnen mejores condiciones de soporte. Además, aquí hay depósitos de escoria del ferroniquel, que ya han probado su resistencia en los cimientos de la Autopista Duarte, cuyo costo sería una décima parte de lo que significa traer ese ceniza cloacal de la vecina isla que allí no la desean por perjudicial.

Y ese destrozo del territorio nacional tenemos aquel inefable contrato que pretendía arrendar por 50 años la ciudad de Samaná y la Bahía de Rincón en acciones ilógicas que solo en un país de nombre como el nuestro se podría imaginar que ocurrieran tales cosas. Y eso que todavía a la Bahía las Aguilas no se le ha marchado, quizás esperando algún momento propicio para anunciar el «palo dao o asechao» como se intenta hacerlo con separarla del Parque Nacional de Jaragua, ya que se sabe de personeros políticos que están detrás de esa hermosa playa, y que son reconocidos por su lealtad al PRD, o por sus sacrificios realizados para llagar al poder. Incluso se dice de un arrendamiento del muelle de Manzanillo que obedeció a compromiso políticos que también involucraban cambiar la categoría de parque nacional del Morro de Montecristi para cederlo a amigos influyentes del régimen perredeísta.

No hay dudas que el gobierno actúa irreflexivamente a la hora de permitir tantas locuras con el territorio nacional y eso revela de como el país se ha hundido por tantas desacertadas acciones tomadas al calor de un necesitado apoyo para continuar empujando al país hacia su pobreza. Y esa pobreza ha surgido por esa desacertada política económica, que al superar los días de asueto y religiosidad de Semana Santa, es que mejor asimilamos el hoyo donde hemos caído el cual es más terrible al que fueron precipitados los tres bancos quebrados, donde la mano del poder político no estuvo ausente de ese descalabro financiero.

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