La muy refutable posición haitiana

La muy refutable posición haitiana

El canciller haitiano, Pierre Richard Casimir, ha defendido el veto a productos cárnicos y huevos dominicanos bajo el criterio de que la primera obligación de su gobierno es “defender los intereses”   de su nación en materia  de salud. Pero  está   claro que el veto a tales  productos no libra a sus compatriotas de ningún riesgo sanitario por cuanto ha quedado demostrado que en República Dominicana no existen gripe aviar ni mortales virus que puedan  ser transmitidos por alimentos. Por su inexactitud el alegato caería estrepitosamente en cualquier arbitraje sobre libre  comercio.  Haití no tiene derecho a privar a nuestros exportadores del acceso a un mercado en el que han ganado confianza por la continuidad de suministros, precios  favorables,  calidad e higiene.

  Otro argumento del canciller Casimir va en el sentido de que el Estado haitiano se ha propuesto proteger a sus propios productores avícolas, alegación desatinada. La incipiente industria de carne blanca y huevos que emerge al otro lado de la  frontera apenas cubre el 1%  de las necesidades de los haitianos. Restringir importaciones con ese pretexto causaría desabastecimiento y  alzas  contra una población  muy pobre. Se delata la intención de proteger los intereses  de algún sector vinculado al poder que, convertido en única opción de suministro, se lucraría abusivamente imponiendo precios, tras cerrar  una  puerta del comercio exterior.

El resurgir de un valioso cultivo

La oleaginosa que por decenios estuvo acunada en el gusto de los dominicanos recobra importancia. El celebrado cacahuate o maní (entre nosotros) fue una vez símbolo de buena agricultura con fines industriales y de rentabilidad garantizada. La empresa que se hizo familiarmente famosa como La Manicera dio vida  al campo por mucho tiempo fomentando el cultivo  para obtener materia prima para el aceite comestible favorito por mucho tiempo.

Ahora el empresario nicaragüense Mauricio Zacarías vino y vio que por la frontera se podían sembrar 400 mil tareas de esta semilla,  que vale también como apreciada golosina. Su inversión será de 200 millones de dólares. Antes del anuncio  formal había dado su propio  grito de “manos a la obra” al traer modernos equipos agrícolas. Zacarías confía en el país y en sus condiciones jurídicas. Un éxito más para la nación y su gobierno que generan esta  hospitalidad.

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