La narcopolítica que todos querían ignorar

La narcopolítica que todos querían ignorar

Ya tenemos ante nosotros, a la vista de todos, el hecho que por lo menos desde los años 80 se veía venir, pero ante el cual todos cerrábamos los ojos. No queríamos ver la realidad. La crónica anunciada está presente para que todos podamos leerla por los medios preferidos: la narcopolítica financia campañas electorales y candidatos.

No debemos olvidar que algunos personajes de actividades sociales y políticas y algunos medios de comunicación social lo advirtieron a tiempo, pero la incapacidad de oír y prestar atención sobre esta materia es un tema digno de estudio. Nadie hacía caso a las advertencias, y mucho menos los políticos profesionales.

La narcopolítica no es una práctica nueva en América Latina. Ya se sabe que el tráfico de estupefacientes necesita la protección del poder político y del poder militar, principalmente, para florecer, es decir, para movilizar sus cargas con los menores estorbos posibles. Por eso, donde hay muchas actividades de narcotráfico es un corolario que hay connivencia con los políticos en el poder y con los militares que protegen y dominan el territorio. Los narcotraficantes también son expertos en procurar y conseguir la anuencia comunitaria, y saben cómo hacerlo y cómo conseguirlo. Se mueven con lógica empresarial y patrocinan acciones sociales.

Nuestros periódicos están repletos de denuncias y advertencias sobre vínculos de narcotraficantes y políticos de distintas jerarquías. Pero esas denuncias caían en el vacío, nadie hacía caso, no había autoridad que entendiera que cabía una investigación. Reinaba la ley del silencio, la famosa omertá. Mientras, la narcopolítica se desarrollaba, crecía, se ampliaba, recorría municipios y provincias y estrechaba las hermandades pecaminosas.

Los partidos nunca se tomaron en serio el fenómeno de la narcopolítica. Por eso no se blindaron, y ante cada denuncia la Junta Central Electoral hacía mutis. Ahora, ante el escenario bajo investigación que tenemos ante nuestros ojos, todos reaccionamos asombrados, como si ignoráramos la existencia de la narcopolítica en el país. Y los actores, en un juego de irresponsabilidad, se acusan mutuamente y se tiran la pelota uno a otro.
Esperemos que ahora, conforme a nuestra manera de ser, compremos candados.

Quizás ahora, según nuestra manera de ser, compremos candados

Se sabe que los narcos necesitan apoyo de políticos y militares

Ni la JCE ni los partidos hicieron caso a denuncias sobre narcopolítica